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Olga Jiménez
Domingo, 24 de abril 2022, 12:41
El mes de abril de «las aguas mil» quiso hacer una excepción este domingo con la trigésima quinta edición de la Subida a Estíbaliz. La ... carrera popular alavesa, con salida desde Armentia y llegada al santuario, patrocinada por EL CORREO, tuvo la tregua de una climatología favorable. Incluso regaló algún rayo de sol para suavizar la temperatura y recibir con honores a los cerca de 600 atletas que, en algunos casos, recuperaron la placentera sensación de ponerse un dorsal y un par de zapatillas para dar cuenta del asfalto en algunos tramos y caminos trazados en la vía verde del antiguo ferrocarril vasco-navarro en su mayoría. 15,150 kilómetros completan esta cita deseada y querida en el calendario atlético alavés.
Todo salió a pedir de boca para celebrar el regreso de una carrera engullida por los estragos del covid en sus dos anteriores ediciones, un tiempo amplio para llenar de ilusión el depósito de la Sociedad Excursionista Manuel Iradier, organizadora del evento, que volvió a ser impecable en cada kilómetro del trazado en cuesta. Bien lo saben los atletas que llevan más de una decena e incluso veintena de ediciones en sus piernas. «Es la prueba del año», explican los que ya peinan canas y han reventado su cuentakilómetros particulares.
No se llegó a la cifra récord de 2015 con 1.136 participantes pero la capacidad de reunión para este año no fue para desdeñar dados los recelos iniciales al fin de la pandemia y la multitud de pruebas que han retomado el pulso deportivo habitual. Con la dureza conocida afrontaron los más de 550 corredores el recorrido que tuvo ya en sus primeros compases el grupo destacado que, a la postre, daría el podio masculino. El favorito Marc Hurtado, vencedor en 2014 y 2016, se quedó sin el triplete. El atleta independiente Julen Ozaeta rompió los pronósticos logrando la victoria con un tiempo de 50:12 minutos. El de Durango, especialista en carreras de montaña, aventajó en 19 segundos a David Rua, llegado de Elorrio. Hurtado, en dura pugna, llegaba 51 segundos después, accediendo al tercer cajón.
1. Julen Ozaeta, 50:19.
2. David Rua, 50:38.
3. Marc Hurtado, 51:00.
4. Koldo Ayesta, 51:42.
5. Ander Barrio de Rioja, 52:28.
6. Iban Rodríguez, 53:50.
7. Sergio Sabino, 53:57.
8. Óscar Montoya, 54:29.
9. Antonio Blanco, 54:41.
10. Enaitz López, 54:44.
En categoría femenina, Arrate Mintegui cumplió con los pronósticos al vencer en la meta del Santuario de Estíbaliz por delante de su compañera del club LEA-La Blanca María Cano tras superar en 39 segundos la hora de esfuerzo continuado. La tercera plaza fue para otra alavesa, Zaira Acedo, a más de cinco minutos de la primera. Mintegui sigue de dulce después de vencer hace unas semanas en la Carrera de Los Paseos que también regresaba al asfalto al cabo de dos ediciones en blanco. La triatleta, más enfocada en las pruebas de duatlón, está completando una temporada extraordinaria que la convierte en una de las destacadas del panorama local.
Fue la de este domingo entre Armentia y Estíbaliz una edición de triunfos personales, retornos y gusto por saborear de nuevo los bellos parajes que deja la prueba nacida en 1986 de la mano del club La Blanca y que tomaba como punto de partida la plaza de la Virgen Blanca para discurrir por las calles Postas, Olaguíbel y Santiago y desde allí tomar la carretera a Estella para desde Argandoña afrontar el terrible desnivel de la última subida hasta la meta. Eran entonces nueve kilómetros. Entre 2001 y 2009 se incluyó, por primera vez, el paso por la vía verde del vasco-navarro ampliando el recorrido hasta los 15 kilómetros.
1. Arrate Mintegui, 1:00:09.
2. María Cano, 1:01:03.
3. Zaira Acedo, 1:06:01.
4. Amagoia Mitxelena, 1:09:03.
5. Julia Crespo, 1:09:33.
6. Iosune Alberdi, 1:10:10.
7. Irune Sáez de Vicuña, 1:10:47.
8. Ane Sáez de Gordoa, 1:10:50.
9. Consuelo Torres, 1:11:01.
10. Ainhoa González, 1:11:20.
Desde el año 2010, ya con la Excursionista Manuel Iradier al mando, se mantiene el actual trazado para el disfrute y sufrimiento por igual. Lo saben sus protagonistas conscientes del gran premio que supone coronar el corazón del santuario de la patrona de Álava. Lo hizo en cuatro ocasiones el malogrado Roberto Ruiz, siempre en el recuerdo, y en trece la eterna Nieves Zarza, la reina de esta prueba. La atleta vitoriana también se unió este domingo al numeroso público que no se quiso perder el paso de los centenares de atletas entregados a la causa.
Más acostumbrado a la montaña que al asfalto, el atleta de Durango Julen Ozaeta decidió inscribrirse a la Subida a Estíbaliz porque le pareció adecuada para la preparación de su próximo objetivo, una media maratón. «No lo esperaba. ha sido mi primera vez y el recorrido ha sido duro» comentaba este programador informático y padre de familia que tiene el atletismo como hobby. «No me dedico a ello. Disfruto corriendo y siempre que puedo elijo alguna prueba. Dejé las de monte y este año me he centrado en el asfalto. Competí en Tarragona hace poco pero no me fue bien, la verdad» reconocía todavía incrédulo tras saberse vencedor con un buen tiempo de 50 minutos y 19 segundos.
Cumplió los pronósticos que la colocaban como gran favorita. «Estoy en racha. Este año estoy disfrutando en las carreras», confesó la triatleta enrolada en el club LEA-La Blanca. Arrate Mintegui celebró con rabia su llegada a meta. No es de extrañar. «Al principio fui bien pero a partir del kilómetro ocho se me empezó a hacer duro y pesado, cuesta arriba. El deseo de ganar es lo que me ha llevado a la meta», añadió. Preguntada por el récord de trece triunfos que ostenta la veterana Nieves Zarza, Mintegui dijo que «no creo que llegue nunca a esa cifra. Esta ha sido mi segunda edición. La prueba exige». La alavesa ya tiene en su cabeza el próximo objetivo, el campeonato de España de 10 kilómetros.
El atletismo no tiene edad. Lo saben bien quienes pasados los 60 lo practican con asiduidad como «una válvula de escape», óptima para cumplir la máxima 'Mens sana in corpore sano'. Ayer, Consuelo Torres no podía esconder el sufrimiento de los 15 kilómetros recorridos. Mientras recuperaba el resuello, se abrazaba a Javier San Pedro. «Gracias a él, mi liebre de lujo, he podido llegar», comentó agradecida.
En su primera Subida a Estíbaliz se puede decir que Consuelo «llegó y besó el santo» logrando un más que honorable noveno puesto. «Ni me lo creo. Yo corro por el puro placer de correr. Había preparado algo, pero como otra carrera más», confesó a EL CORREO bajo la atenta mirada de un Javier pletórico. «Nos hemos encontrado en la carrera y ya hemos tirado juntos. Un trabajo en equipo», relató mientras intentaba hacer memoria del número de ediciones que lleva en sus piernas. «Si te digo la verdad, no sé. Unas diez. Es la prueba popular más alavesa: salir de Armentia y llegar a Estíbaliz. ¿Hay algo más alavés que eso?», se despidió feliz.
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