En agosto de 2021, Mariano García lamentaba en silencio su ausencia en los Juegos Olímpicos de Tokio por culpa de un apendicitis y el añadido de quedarse sin firma deportiva que le ayudara. Un año después, el murciano de Cuevas de Reyllo vive en la ... cresta de la ola. El 19 de marzo se convirtió en campeón del mundo bajo techo y ayer logró el título europeo después de un mano a mano agónico con el inglés Wihgtman. García, a sus 24 años, se ha convertido en un gran especialista en finales, donde saca enormes réditos de su acierto a la hora de enfocar las pruebas. Este domingo, repitió la carrera de semifinales, saliendo a cola, remontando al toque de campaña hasta la cabeza de carrera y abordar el último giro primero, sin mirar atrás, y defendiendo su posición hasta el último momento.
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Tras un Mundial de Eugene donde no salió satisfecho -cayó en semifinales-, el murciano se centró en llegar en plenitud a Múnich. Nada de competiciones. Unos entrenamientos en Fuente Álamo y llegar ligero al Europeo. En semifinales demostró que llegaba a la final dispuesto a todo. La 'moto', el gesto que hace Mariano antes de cada salida, estaba a punto.
Era una final abierta donde destacaba la presencia del inglés Jake Wightman, el atleta que fue capaz de doblegar en los 1.500 metros del Mundial a Jakob Ingebrigtsen. Pero los 800 metros son otra cosa y Mariano es todo un especialista en moverse en este tipo de carreras.
Su movimiento al paso por el 400 fue decisivo. Ahí puso precio a la final, a las medallas. Quien quisiera ganarle tendría que sudar porque como le sucedió al belga Crestan, el primero que intentó rebasarle en contrameta, el esfuerzo extra suponía quedar eliminado. El murciano mantuvo la posición también en la curva y ahí llegó la gran amenaza. Wightman hizo su apuesta. Su ataque fue largo, contundente, con aroma a ganador. Pero García estaba ante una gran oportunidad y no la iba a desperdiciar. Cuando parecía que iba a ser rebasado a 50 metros, al inglés comenzaron a fallarle las piernas. Era el momento de aguantar y el campeón del mundo indoor lo hizo para sumar un nuevo título a su palmarés. La 'moto' había respondido.
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Mariano García es un campeón atípico. Feliz en su pueblo, donde entrena. Como el declaraba a este periódico el pasado mes de marzo, «abro la puerta de atrás de casa y tengo el camino a 20 metros para ir a donde quiera y entrenar en plena naturaleza. Muchas veces estás corriendo y los trabajadores que recojen lechugas te animan. Aquí me conocen todos y estoy muy feliz, no necesito más». En Cuevas de Reyllo, una pedanía de 1.100 habitantes que pertenece a Fuente Alamo, se ejercita en un triángulo de 300 metros que antes se llamaba 'el estadio Mercadillo' y que ahora, gracias a sus éxitos, se ha rebautizado con su nombre.
Solo de vez en cuanto acude a la pista de Cartagena para entrenar en presencia de Gabi Lorente, su entrenador desde el inicio y que le conoce a la perfección. «Voy porque me obliga», reconoce, «aunque a veces me quedo en el pueblo y como los tiempos salen, no dice nada». Lorente, por cierto, es otro de los grandes triunfadores del Europeo con el oro de García y la plata de Kati.
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