El escenario ideal para soñar a lo grande
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Los corredores cumplieron con una sonrisa sus propósitos de superación personalLa sonrisa de más de 2.000 participantes alumbraron la Maratón Martín Fiz. Ni el frío mañanero ni el horario impidieron que la ciudad arropara a los corredores durante uno de los días más especiales para muchos protagonistas. Algunos sentían cómo sus piernas temblaban minutos ... antes del pistoletazo de salida en su primera participación en un maratón. El día 8 de mayo no sólo hace homenaje a uno de los mejores atletas españoles, sino que sirve como impulso para todos aquellos que desean con todas sus fuerzas cumplir sus objetivos personales. «¡Lo vamos a conseguir! ¡No me lo creo!», exclamó una mujer a su pareja en el kilómetro 41 del trazado, cuando sólo les quedaba un paso para llegar al Paseo de Cervantes, un trazado donde se respiró tensión, emoción e incluso lagrimas de felicidad por diferentes motivos.
«Hemos venido de superar el coronavirus hace muy pocos días, este logro es algo impresionante», dijeron Jesús Velasco y María José Quintela nada más colgarles la medalla en la línea de meta. «Sólo siento orgullo y satisfacción, he cumplido mi objetivo, que era llegar a meta. Es mi primera carrera, estaba muy nervioso, pero he venido con uno de mis mejores amigos para cumplir esto», subrayó David Mediavilla mirando a los ojos a un José Pablo Martínez que se marchó a casa feliz: «Mi logro ha sido poder estar a su lado este día, todos tenemos un motivo por el que estamos felices».
Y es así. Que se lo pregunten Gianluca, un joven valiente de doce años que completó los 10 kilómetros del trazado acompañado de treinta personas a su alrededor. Sufre parálisis cerebral, y Patricia, su madre, estalló de alegría viendo a su pequeño llegar a meta. Con los ojos vidriosos comentó que están llegando a su objetivo, el de conseguir un nuevo andador para su hijo. Su precio no baja de los 5.000 euros, pero con su participación en la carrera y la campaña que iniciaron durante las últimas semanas, vendiendo camisetas y colocando también huchas en media docena de bares de la ciudad, la oportunidad de darle autonomía total está muy cerca. «Estoy muy emocionada, siento emoción pura. Nos hemos sentido muy bien rodeados en todo momento, que mi hijo haga esto demuestra que él puede hacer estas cosas, con otros medios, pero que puede hacerlo», dijo.
Una Maratón Martín Fiz que ha superado el tópico de ser un evento deportivo y que se ha trasladado a un acontecimiento de unión y de compañerismo. «Todo esto es más fácil con el apoyo de toda la gente que se ha acercado a animarnos, no nos hemos sentido solos en ningún momento», comentó con una amplia sonrisa Abel Mendoza junto a su amigo Vladimir Danek, que ha llegado con las pilas totalmente recargadas después de haber participado hace un par de semanas en la Estibaliz-Igoera. Otros, en cambio, lo hacen para «calentar y estirar las piernas» antes de ponerse en acción en la prueba Montes de Vitoria, competición que contará con un desnivel de 5.816 metros y que será el próximo 11 de junio.
público
valentía
Diferentes objetivos, pero con un mismo propósito: el de llegar a la línea de meta y disfrutar de un momento único. La felicidad de superar adversidades y de hacerlo en un escenario ideal para soñar a lo grande. «La música, las risas, los aplausos, las felicitaciones... Esto nos ha hecho que todo haya sido llevadero y que nos haya alumbrado el día», reconoció Mikel Sánchez mientras cogía un poquito de aire. Él vino solo, pero terminó llevándose algo más que una medalla colgada del cuello: «No soy de aquí, vivo en San Sebastián, pero vuelvo a mi casa con nuevos amigos, que al final ese es uno de los objetivos en días como hoy».
Y es que por mucho que un evento deportivo resume una actuación con un tiempo de salida y de llegada, también puede calcular el grado de ilusión y de emoción que vivió durante más de cinco horas el Paseo de Cervantes. Un día ejemplar para unos protagonistas ejemplares.
Su camiseta con el lema «Corro por Santa Anna» no pasó desapercibida. Montserrat, Pérez, médica catalana de 72 años, quiso hacer visible en Vitoria una plataforma creada en Barcelona y que con el nombre de 'Salud y sin techo' ayuda de forma altruista a un millar de personas que vive en una situación límite. «Ayudamos en las colas del hambre de la parroquia de Santa Anna. Sobre todo a refugiados, que mientras hacen cola les prestamos nuestra ayuda como sanitarios», explicaba con satisfacción. Hace tres años corrió la media maratón y «este año he vuelto para correrla por mis chicos y chicas», expresaba emocionada.
Entre los tres comedores donde prestan su ayuda, « de una manera totalmente altruista» ,acogen a cerca de mil personas con casuísticas bien diferentes
Los efectos de la pandemia
Aunque el perfil de inmigrante es el más habitual en esas colas del hambre, «te sorprenderías con la cantidad de gente joven que hay que lo ha perdido todo. Gente de aquí, que sin trabajo y sin casa, viven de la ayuda y vienen diariamente a desayunar, comer y cenar. Es terrible lo que vemos todos los días», relata este dermatóloga vocacional que se resiste a la jubilación «aunque estoy a punto de que llegue ese momento» y que contagia sus ganas y deseo de hacer más fácil la vida al prójimo más necesitado. Su mérito, como el de sus colegas de profesión, es ayudar y darlo a conocer corriendo 21 kilómetros. «Por ellos» repetía con firmeza.
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