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Rafa Ledesma, a la derecha, y Gonzalo Laespada en el último entrenamiento en Vitoria. blanca castillo

La Behobia a través de los ojos de Rafa Ledesma

SU PRUEBA FETICHE ·

El atleta invidente cumplirá su decimotercera Behobia-San Sebastián, la prueba con la que se inició en el atletismo

Sábado, 12 de noviembre 2022, 02:02

Con 18 años, Rafa Ledesma, nacido en Santurtxi y vitoriano de adopción, pasó de verlo todo a sumirse en una oscuridad progresiva. Una retinosis pigmentaria acabó con la policromía de la vida para pasar al blanco y negro. «Últimamente veo menos. El estrés del trabajo ... me está pasando factura», confiesa sin dramas este atleta de 57 años que ocupa el cargo de presidente de la ONCE en Euskadi desde 2018.

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Debut en 2009

Su primera Behobia la completó en hora y 38 minutos. Una marca que ha rebajado en 8 minutos

El deporte siempre fue una tabla de salvación y sus dos hijos, la razón de mirar siempre hacia adelante con sus particulares matices. Después de competir en siete mundiales de halterofilia y aquejado de lesiones por la exigencia de la disciplina, probó con el ciclismo en tándem con su gran amigo Patxi Aizpun. «Nos dejó hace unos años, pero con él empezó todo. En 2009 me animó a correr la Behobia-San Sebastián, mi primera carrera con dorsal y fue una experiencia que jamás olvidaré. Pude hacer doce kilómetros solo, guiándome por la línea blanca de la carretera que por aquel entonces veía», recuerda emocionado. A partir de ahí, su fidelidad a la cita atlética guipuzcoana persiste y mañana participará en su decimotercera, esta vez, al lado de su guía Gonzalo Laespada, con la «cuerda guía» como nexo de unión.

«Con un guía se establece un binomio que va más allá de lo deportivo. Somos uno y se establece una confianza plena, un lazo inseparable», explica Ledesma. A todo lo especial que tiene la Behobia-San Sebastián, con más de 35.000 participantes en un día de fiesta deportiva, hay que añadir las propias dosis de emotividad. «Desde la primera que la corrí en una hora y 38 minutos, hasta en la que conseguí hacerlo en hora y treinta, pasando por la edición de 2017, cuando mis hijos fueron mis guías y cruzamos la meta juntos con una emoción indescriptible», recapitula con una memoria infalible.

Maratoniano popular

Ha completado un total de once maratones, el último de montaña, la mítica Zegama-Aizkorri

la cuerda guía une al atleta invidente con su acompañante. b. c.

Once maratones en su haber

Su afición por el atletismo le ha llevado a completar once maratones en Vitoria, Madrid, Donostia, Palencia, Pamplona y Praga. Su última locura fue finalizar uno de montaña. «Hice la Zegama-Aizkorri con la gente de Montes Solidarios y dos guías que me ayudaron mucho. Vas como una cabra de piedra en piedra. ¡Imagínate la dificultad para un ciego!», comenta orgulloso. Las charlas con Rafa pueden ser largas y distendidas, tanto como correr a su lado. Por eso, intentamos cambiar los roles y que sea él quien nos guíe por unos simbólicos 20 kilómetros de la cita de este domingo. ¿Nos llevas? le solicitamos. «Será un placer. Iremos a un ritmo sosegado para disfrutarla. Saldremos del polideportivo de Behobia, desde el cajón 5. A las 10:10 horas. Ya siento el ambientazo. Cuidado con las rotondas dirección Irún. Llegaremos al alto de Gaintxurizketa en el kilómetro 7, pasaremos por Rentería, Pasai Antxo. Ahí las piernas ya pesan en el kilómetro 15. Llegaremos a Trintxerpe para entrar por en el primer barrio de San Sebastián, Bidebieta. Hay que coronar el Alto de Miracruz, hasta el 17, para llegar a la playa de la Zurriola por Gros. El último kilómetro hasta la meta en los Jardines de Alderdi Eder es maravilloso. La gente te lleva en volandas. No cabe un alfiler» , describe al detalle un recorrido tan duro como mágico. «Espero que la hayáis disfrutado», desea con humor. «Después de esto, la ilusión será correr el maratón de Nueva York», añade. Será su futuro reto.

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31 participantes con discapacidad visual, cifra de récord en una prueba española

Nunca en ninguna carrera atlética disputada en España se había conseguido reunir a 31 atletas ciegos o con visibilidad reducida como lo hará mañana la Behobia-San Sebastián. «Es un éxito. Iremos bien identificados y visibles para que la gente no nos arrolle. El principal problema viene en la salida, con el riesgo de alguna caída», explica Ledesma. Serán un grupo distinguido entre una multitud que se acercará a los 30.000 participantes en su 57ª edición. En la inscripción figuran atletas de 34 países.

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