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IÑIGO GURRUCHAGA
LONDRES
Jueves, 5 de julio 2018
Garbiñe Muguruza ensalzó en su debut, el martes, la perfecta experiencia de jugar en el primer partido de la jornada en la Pista Central. Los organizadores decidieron ofrendarle este jueves otro tipo de experiencia, el quinto partido en la Pista 2, que se construyó ... donde estaba la 13. La vieja 2 era 'la tumba de los campeones'. Cayeron allí Sampras, las hermanas Williams,...la lista es larga.
Con el número de esa reputación, con la luz apagándose y con media entrada en las gradas tras la larga espera, Muguruza entró en la Pista 2 para verse las caras con Alison van Uytvanck, que no había pasado nunca de la segunda ronda en Wimbledon, que es la número 47 del ránking y que, con la misma edad que la hispano-venezolana, 24 años, tiene en lo mejor de su palmarés unos cuartos de final en Roland Garros.
Comenzó el partido y Van Uytvanck se puso 4-2 con alguna fortuna. Su 30-40 con 3-2 llegó en un passing a una bola franca que se había estrellado en el cable de la red, pero su juego era variado y fuerte, el servicio creaba muchos problemas a Muguruza, cuyos ataques con la derecha se iban al cable o más allá de la línea de fondo. Su dureza mental le dio el primer set, con la belga lanzando cortadas sucesivas a la red y dando golpes pusilánimes.
Pero la campeona del pasado año no logró imponer su autoridad. Perdieron los primeros servicios en el segundo set y el sentimiento de que podía allí ocurrir cualquier cosa tiñó la pista. Muguruza abrió la puerta a su rival con frecuentes fallos no forzados y cayó la luz sobre la campeona de 2017 sin haberse rendido nunca, aunque era arrastrada por una marea de ansiedad y desasosiego (5-7, 6-2, 6-1) y su rival parecía una estrella.
Habían pasado cinco minutos del primer juego y el partido entre Rafael Nadal y Mijail Kukushkin ya tenía tema. Es uno de los contrastes tradicionales en el deporte y en la vida: el mañoso y el forzudo, el sudoroso o el elegante, Mohamed Ali contra Joe Frazier, Evert y Navratilova, Hemingway o Scott Fitzgerald. Quizás una mayoría de niños futbolistas preferiría ser un Sócrates a un Gattuso, aunque pierdan el partido.
Kukushkin es austero de gestos y Nadal una fiera ruidosa, el ruso que vive en Kazajistán exuda fatalismo y va con visera vintage y el mallorquín es ambición optimista y bandana de pirata, el uno es fino de brazo y torso y el otro el gran atleta del tenis. El primer juego fue un choque de nueve minutos entre esas dos personalidades dispares y durante dos horas y media encandiló a la grada.
Nadal mantiene, y ningún espectador podría negarlo, que el año pasado estaba jugando bien aunque cayó en cinco sets, el último 15-13, frente al sacador y voleador Giles Müller en la tercera ronda. Este año sus pasos parecen más firmes y confiados. Dos amonestaciones por extender el tiempo de inicio del partido, de esta ni se enteró, y en el cambio de sets no le alteraron.
No había duda sobre el resultado porque, aunque Kukushkin se recuperase de la ruptura de su primer servicio empatando a tres juegos, Nadal estaba concentrado, servía fuerte, 185 kilómetros por hora de promedio en el primer servicio, subió a la red para rematar el primer set, parecía cómodo, suelto, versátil en la Pista Central.
Wimbledon animó a Kukushkin para que durase más el partido, porque es un gusto ver la rotación de su golpe de derecha, la variedad de servicios, los cambios de ritmo. Nadal dice que sus bolas llegan tan bajas que parecen todas liftadas. Pero terminó, 6-4, 6-3, 6-4, con desilusión poética.
En su cumbre estética, le tiró el recogepelotas a Kukushkin una bola a un metro de su mano y la dejó pasar sin mover una pestaña. Estirarse le parece indigno pero luego falla en momentos decisivos y, tras desvelar ese temor del alma, levantó un puño ridículamente triunfante por un punto de golpes duros y picardías en torno a la red, con 4-3 en el tercet set.
A Nadal le espera el sábado el australiano Alex de Minaur, «bueno, joven y peligroso». También continúa en el torneo Carla Suárez Navarro, que eliminó a la castellonense Sara Sorribes Tormo (6-4, 6-1). Lara Arruabarrena fue eliminada (6-3, 6-3) por Su-Wei Hsieh. Feliciano López cayó ante Juan Martin del Potro (6-4, 6-1, 6-2).
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