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En sus frenéticas temporadas deportivas que no le concedían casi un respiro, Rafa Nadal siempre guardaba unos días para visitar Vitoria. La Unidad de Cirugía Artroscópica de Mikel Sánchez se había convertido en su sanatorio donde redimir sus maltrechas rodillas. Romper ese 'break' que ... le torturaba en la pista y poder así alargar su particular partido. Estaba en sus años dorados y por delante le aguardaba una exitosa carrera. Hablamos del año 2010, 2012, 2013... Más de una década después, su galeno, el maestro que dilató su trayectoria, mira con «orgullo» el glorioso recorrido del astro del tenis. Acaba de salir del quirófano y atiende a EL CORREO para repasar los tratamientos que aplicó en el manacorí, horas después de que este haya anunciado su retirada.
Ya con el número 1 del mundo a sus espaldas, Nadal visitó por primera vez la consulta de Sánchez en 2010. Buscaba un remedio a ese dolor que le obligó a jugar durante mucho tiempo con cintas en sus rodillas. «Su disposición, receptividad y actitud positiva hicieron que el trato personal y profesional fuera muy satisfactorio. Con pacientes así es fácil ser buen médico», agradece el doctor, que también ha trabajado con Jesús Navas, Joseba Beloki o Samuel Sánchez. El de Manacor confió en su técnica pionera para recuperarse de la tendinitis crónica que padecía. El tratamiento consistía en extraer el plasma del propio paciente para someterlo luego a un proceso de centrifugado donde es enriquecido e inyectarlo después en el cartílago del mismo paciente.
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Josemi Benítez
Ya con el motor en estado óptimo, el tenista volvió con más hambre a la pista. El 'vamos Rafa' retumbó en las gradas y sus golpes siguieron asombrando al mundo. En las siguientes temporadas el astro del tenis encadenó cinco Roland Garros consecutivos, afianzándose como un atinado mosquetero, en las que volvió a vestirse por segunda vez de blanco en Wimbledon y en las que grabó por primera vez su nombre en el Abierto de Estados Unidos. Un palmares que ahora cierra con 22 Grand Slams y un total de 92 títulos. «¡92 títulos!», remarca asombrado Sánchez, echando la vista atrás.
«Es difícil prever el impacto que hubiera tenido de no recibir ningún tratamiento. Si hemos contribuido de algún modo a que siga compitiendo al más alto nivel para nosotros es un orgullo», confiesa su 'mago', quien pone en valor la «excepcional condición física y genética» de Nadal como otro factor determinante en sus rápidas recuperaciones. «Eso lo facilitó, demostrando por qué es uno de los mejores en su disciplina. Un ejemplo de superación constante que nos motivó aún más», ensalza. Esa lucha por cada punto. Esa bravura por no dar nunca nada por perdido. Insaciable.
Pero el intenso circo de la ATP no perdona. Cada temporada afrontaba una media de 70 duelos a vida o muerte. De tierra batida, a hierba. Y luego a pista rápida. Un rodillo, o más bien un martillo para esas rodillas que volvieron a agrietarse. «A pesar de que un deporte como el tenis tenga una incidencia directa en las articulaciones del tren superior (hombro, codo, muñeca...), no es menos cierto que las rodillas y tobillos sufren sobremanera debido a la propia naturaleza del juego», explica el profesional. Una ecuación a la que se suma el estilo de juego de Nadal, caracterizado por ser muy físico y llevando su cuerpo casi hasta el límite.
Así que era cuestión de tiempo: sus problemas de rodilla reaparecieron. Se convirtieron en su particular talón de Aquiles. Y los achaques se transformaron en infierno. En 2012 sufrió la lesión más grave de su carrera: la rotura de ese tendón rotuliano de la rodilla izquierda tras varios tratamientos paliativos. Un mazazo que le mantuvo en el dique seco durante media temporada. Y todo, mientras las heridas se iban poco a poco expandiendo por otras zonas del cuerpo: psoas ilíaco, muñeca izquierda, tobillo derecho...
Tras recuperarse, le tocó regresar a Vitoria. Lo hizo para revisar el estado de la tendinopatía crónica que padecía. Sus paseos por la capital alavesa eran discretos, sin llamar la atención. Pero su mera presencia no pasaba desapercibida. La foto que acompaña este artículo es del año 2010, pero también se dejó ver en 2012 y 2013. Algunos vitorianos que le reconocieron le asaltaron en plena calle con la ilusión de conseguir una firma -ya saben, antes de la moda de los 'selfies' con móvil- de la estrella del tenis. Con total naturalidad, Nadal selló su rúbrica en folios y camisetas. Otros, ajenos a su visita, corroboraban su paso por Vitoria al ver cómo mejoraba su rendimiento deportivo.
Rafa Nadal jugaba prácticamente dos partidos en uno: contra su rival y contra su cuerpo. «Es normal que sus rodillas hayan sufrido los rigores de la alta competición a lo larga de los años. Una persona normal enfrentaría graves problemas de salud si llevara su cuerpo a los extremos que exige la alta competición». De ahí que, advierte, «la saturación de los calendarios, unido a la exigencia de partidos y el poco tiempo de recuperación, están jugando en contra de la salud de los deportistas». Ahora Nadal, el rey de Roland Garros, escribirá su último capítulo en la Copa Davis. Difícil imaginar un final tan glamuroso sin sus visitas a Vitoria.
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