Lucha, calidad, físico y cabeza diferente

Él es así y no hay que cambiarle. Él tiene que sonreír, disfrutar, jugar bonito, hacer locuras, no ser lógico y ser imprevisible. Jugar contra él tiene que ser un infierno. No sabes nunca qué puede pasar en el siguiente punto. Tenía claro el murciano que debía variar, hacer dejadas, winners y no entrar a los peloteos de tú a tú con el alemán. No es fácil jugar así y eso implica fallar algunas bolas de más. Fue un partido raro, no de excesiva calidad. La tensión y las emociones bloquearon a ratos a los dos.

Nada más empezar, dos dobles faltas de Zverev que ponían en bandeja el primer break al español. Carlitos le entregaba enseguida su saque pero recuperaba el break después sin hacer grandes maravillas. Lo que sí consiguió fue que Zverev estuviera muy incómodo en la pista. El segundo set Carlitos lo jugó horrible. Permitió al alemán meterse en el partido y fue una máquina de regalar puntos y de cometer errores nos forzados. En semis ocurrió algo parecido en el tercer set contra Sinner por lo que todos teníamos la esperanza de que se recuperara.

Pues efectivamente, se recuperó en el tercero. Comenzó titubeante, a punto varias veces de perder el saque, pero lo mantuvo y se fue hasta el 5-2 y 15-30 jugando unos juegos vibrantes y de muchísima calidad. En ese momento de forma incomprensible el murciano colapsó y bajó el nivel de manera muy preocupante y perdió ese set 7-5. Todos pensamos: 'No puedes dejar escapar un 5-2 en el tercero en una final de Roland Garros'. Pues en el cuarto el que colapsó fue Zverev. Qué manera de fallar bolas y de regalar puntos. No ganó ni un juego con su saque en ese cuarto set. A ese desastre del alemán contribuyó que Carlos hiciese algunos ajustes en su forma de jugar. Comenzó a jugar bolas altas suaves alternándolas con dejadas, subidas a la red y winners esporádicos. Y además falló muy poco. 6-1 para Carlos.

Empezaba el quinto set: cansancio, tensión y ya no había margen de error. Ya no cabían rachas malas. Con el 2-1 arriba con break consiguió levantar un 0-40 que a la postre fue decisivo. No es lo mismo 2-2 que 3-1. Siguió con su estrategia retocada y a eso añadió unos reveses ganadores estratosféricos que hacen muchísimo daño en esos momentos en los que las piernas no van tan rápidas. Tras el 3-1, el palmareño no tuvo miedo a ganar y aunque tenía algunos calambres supo cerrar el partido con lucha, calidad y cabeza. 6-2.

Sus golpes son buenos todos. Cuando está «en la zona» no hay quien le pare. La derecha y el revés son una bomba, el saque, cuando le entra, es un obús, su segundo servicio es incomodísimo de restar, cada día volea mejor y sus dejadas son las mejores del circuito. A veces sus rachas de fallos nos desesperan, pero estamos ante un jugador diferente, con una cabeza distinta, un talento único y un saber estar y saber ganar al alcance de muy pocos. Muchas veces no hace lo lógico, pero así es Carlitos.

Y para cerrar el círculo cuenta con un equipo de lujo encabezado por Juan Carlos Ferrero, con Antonio Mtnez. Cascales, Albert Molina, además de fisios, preparadores físicos, etc… Ellos le complementan y contribuyen a que su forma de jugar y su talento continúen siendo libres y diferentes.