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Carlos Alcaraz (El Palmar, 19 años) logró sus primeros puntos como profesional en febrero de 2018, cuando tenía tan solo 14 años. Lo logró en casa, en el ITF Futures del Murcia Club de Tenis. Todos hablaban ya de él. Pero anteriormente también ... hubo muchos chicos de esa edad que estuvieron en boca de todo el mundo y nunca llegaron a nada. Juan Carlos Ferrero, que empezó a entrenar a Alzcaraz con 15 años, vio desde el primer momento que esta promesa tenía algo especial. «Ya desprendía esas diferencias que puedes ver en un jugador. Con esa edad era un poco desordenado porque hacía muchas dejadas, pero era mejor que los demás», cuenta el valenciano, quien este domingo celebró como entrenador el título de Nueva York que hace 19 años no pudo festejar como jugador, ya que perdió en la final del US Open de 2003 frente a Andy Roddick.
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La precocidad es una de las señas de identidad de Alcaraz, por supuesto. Pero hay otras. Cogió una raqueta antes de empezar a andar y le salieron los dientes en una pista de tenis. «Mi padre [el abuelo de Carlitos] jugaba con sus amigos en el Club de Campo de El Palmar y yo siempre andaba por allí, molestando en una esquinita. Se me dio bien y fui campeón regional, desde alevín a absoluto. Y subcampeón de España infantil. Siempre destaqué mucho, incluso jugué algunos torneos de la ATP y algún punto sumé», cuenta su padre.
Y sus cuatro hijos, todos varones, siguieron el camino del abuelo y del padre. Álvaro, el hermano mayor que tiene 23 años y ahora acompaña a Carlitos por todos los torneos, apuntaba alto y en un Nacional infantil tuvo contra las cuerdas al malagueño Alejandro Davidovich, que ha llegado a octavos de final en este Open de Estados Unidos. Sergio, de 13, tiene un nivel normal. Y el pequeño Jaime, de 11, ya es campeón de España y perfectamente puede seguir los pasos del nuevo número 1 del mundo.
Fuera de las pistas, Carlitos es un chico normal, a pesar de que cada vez le cuesta más llevar una vida normal. A principios de verano, por ejemplo, tuvieron que sacarlo por la puerta de atrás de una discoteca de Cabo de Palos, debido al revuelo que se formó en el local cuando se corrió la voz de que estaba en un reservado. Iba con gorra y sudadera, pero dio lo mismo. De niño veraneó siempre en Los Urrutias y en El Palmar conserva sus amigos de siempre. Cuando vuelve a casa ocupa su habitación de toda la vida en el piso de la familia Alcaraz. En Villena vive en la casa de 90 metros cuadrados que fue de Ferrero, Almagro y García López, dentro de la Academia Equelite JC Ferrero.
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Cada vez se defiende mejor en el golf y es un madridista confeso, aunque no demasiado 'futbolero'. Hora y media antes de cada partido come pasta ambrosía -espaguetis aliñados con una crema de cacao ultraenergética- y las noches previas a los encuentros cena sushi. Tiene el equipo de trabajo más amplio del circuito, liderado por Juan Carlos Ferrero y Albert Molina. Albert Lledó, Juanjo Moreno, Álex Sánchez, Fran Rubio y Juan José López lo completan.
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