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A lo largo de los últimos años, muchos seguidores se preguntaban qué le pasaba a Mikel Urrutikoetxea. Incluso se lo cuestionaban al mismo pelotari. «Yo ... lo llevaba en silencio, pero sabía lo que era. Llegó un momento en el que tuve que pedir ayuda», admitió este miércoles en el salón de actos del frontón Bizkaia donde puso fecha a su adiós a la pelota. Será el día 20 de septiembre en la cancha de Miribilla que le vio explotar y convertirse en uno de los grandes de la mano y en el referente que Bizkaia tanto necesitaba. El de Zaratamo fue un pelotari de cocción lenta, pero cuando entró en ebullición arrasó con todo. Es uno de los contados que cuentan con la triple corona –los tres títulos de los torneo oficiales– y el único que ha conseguido el Parejas como zaguero siendo delantero. «Ni en mis mejores sueños me hubiera imaginado tener la carrera deportiva que he tenido y los títulos que he conseguido. Después de tantos años fue importante volver a traer la txapela del Manomanista y del Cuatro y Medio a Bizkaia. Fue algo muy grande», admitió.
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En sus «inolvidables» 16 temporadas como profesional fue «cumpliendo sus sueños poco a poco». Primero llegó el debut y competir contra los pelotaris que veía «en la tele». En 2013 y 2014 alcanzar las semifinales del campeonato más grande le hizo darse cuenta que «el sueño que tenía de pequeño de jugar algún día una final podía hacerse realidad».
Tocó la gloria una temporada después tras superar a los dos mejores de la época como Aimar Olaizola y Juan Martínez de Irujo. «Ganarle una a cada uno le doy mucho valor». Incluso sumó el Parejas en 2016 con el de Goizueta, que fue «mi referente», y que actualmente es director deportivo de Baiko. Este miércoles le acompañó en el anuncio su adiós.
«Pero no todo ha sido un camino de rosas» continuó Urrutikoetxea. En 2019 después de perder su última final del Manomanista frente a Irribarria (20-22) sufrió una rotura de fibras en el pectoral izquierdo que le tuvo apartado varios meses de las canchas y durante los que vivió de cerca la enfermedad y posterior fallecimiento de su madre. «Un pilar fundamental de mi vida se derrumbó, y por si fuera poco entramos en una pandemia y llegó la huelga de pelotaris, que también afectaron a mi situación personal». Urrutikoetxea entró «en un agujero negro» que le impedía dar su mejor versión en la cancha. «Me entraba el miedo y no podía».
Fue una etapa «muy dura» de su vida «en la que tuve que buscar ayuda psicológica por que no era capaz de ser feliz en un deporte que siempre me había encantado». Después de estar tratándose «un largo tiempo» pudo salir del hoyo en el que estaba metido, «y por eso quería agradecer desde aquí a Igor Jauregi, exjugador de la Real Sociedad y psicólogo por todo lo que me está ayudando en este camino tan difícil».
Pasó dos o tres años «bastante mal» y poco a poco empezó «a ver la luz, no solo en el apartado deportivo sino en el día a día para hacer una vida normal». Por eso, el vizcaíno también quiso reivindicar «la importancia que tiene el aspecto emocional en el rendimiento de un deportista. Muchas veces te preparas físicamente, pero cuando no estás bien dar el nivel en la cancha es muy complicado. Hoy en día estoy muy contento de dar ese paso y me siento bien. He vuelto a disfrutar».
A sus 35 años, a Urrutikoetxea le «ha costado mucho» tomar la decisión de dejar el profesionalismo porque la pelota ha sido «mi vida». «Es difícil, pero pensándolo bien creo que es lo correcto». Tras conseguir los logros más importantes «ahora mi único objetivo es dejarlo a un buen nivel y quedarme a gusto». Ya no tiene un reto fijo en los campeonatos, por lo que cree que este es «el momento idóneo». «Estoy a un buen nivel y durante el verano me gustaría jugar en esos frontones donde me he sentido querido para mostrarles mi agradecimiento».
En su discurso de despedida tampoco se olvidó de hacerlo a todos los miembros de su familia, a los entrenadores que tuvo y le ayudaron tanto en su carrera como Adolfo Agirre, Mikel Etxegia, Anizeto Lazkano y Josetxu Areitio, a su preparador físico Iker López «que ha pasado a ser un gran amigo», a Olaizola II, «ya para terminar a Pablo Berasaluze, que es una persona muy especial. En su día fue un referente en Bizkaia y me ha ayudado mucho en todo mi camino tanto dentro como fuera de la cancha».
No tiene un calendario marcado de frontones de cara a la época estival. Será en función de la demanda que hagan los municipios, que se anunciará previamente. Incluso Baiko no descarta «programarle en algún torneo», apuntó Aimar Olaizola, que calificó a Urrutikoetxea como «el pelotari más completo que he conocido».
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