Urruti e Irribarria se quedan en cuatro

Sus actuaciones siguen un mismo patrón. Irribarria comienza intenso, tutea al zaguero rival, da la impresión de que puede plantar cara... pero la ilusión dura poco. Dos de derecha al colchón de arriba, una de izquierda abajo, otro zurdazo demasiado alto, un par de errores de Urrutikoetxea al entrar de aire... y adiós.

Entró en juego una pelota brava que alguien podía imaginar ventajosa para un pegador de la talla de Irribarria. Pues no. Mejor para Artola y Rezusta, que tampoco andan escasos de peder. Una de menos tiro para encontrar soluciones. Tampoco funcionó. Imposible.

La pareja de los dos últimos finalistas del Manomanista no marcha. En buena parte por su rendimiento dentro de la cancha, individual y colectivo. Pero también porque no han acertado quienes la diseñaron. Carece en estos momentos Irribarria del aplomo y la seguridad necesarias para desenvolverse atrás. Urrutikoetxea, que no acaba de coger el tono como delantero, dista mucho de ser el compañero que puede guiarle hacia la victoria. Si además cometen tres o cuatro errores de entendimiento en cada partido, blanco y en botella.

Tan doloroso como quedarse en cuatro es no sumar ningún tanto de cosecha propia. Tres errores de Artola en el remate y un zurdazo arriba de Rezusta en su único fallo fueron las únicas alegrías de los colorados en toda la tarde.

Artola y Rezusta aguantaron las acometidas iniciales de Irribarria, abrieron hueco 2-11 con una pelota de tiro y encontraron el camino libre de obstáculos a partir del 4-12 para firmar una tacada de diez tantos en la que influyeron en un porcentaje similar las jugadas certeras del delantero de Alegia y la desesperación del zurdo de Arama, resignado a su suerte.

Beñat Rezusta volvió a ser un martillo neumático que se clavó una y otra vez en el ánimo de sus dos oponentes. Firmó su zurdazo más largo en el 3-12. Habría botado en el ocho de no mediar la volea fallida de Irribarria.