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Álvaro Untoria ejercita sus hombros en una máquina que tiene en casa. A. Untoria
Untoria prolonga su espera

Untoria prolonga su espera

Lleva cinco meses sin jugar tras operarse de una lesión en el hombro, y el confinamiento ha frustrado su regresoa los entrenamientos

Juan Pablo martín

Martes, 14 de abril 2020, 03:27

Cuando se le cuestiona cómo está llevando el confinamiento, Álvaro Untoria se sincera. «Estoy un poco harto». No es para menos. Han pasado ya cinco meses desde que se vistió por última vez de blanco. El zaguero de Aspe se lesionó el pasado 17 de noviembre en el tercer partido del festival que acogió la final del Cuatro y Medio en la cancha del espacio multiusos Navarra Arena. Tuvo que abandonar el choque al sentir una sobrecarga en su hombro derecho. «Veía que poco a poco iba perdiendo fuerza». El primer diagnóstico que le realizaron fue el de una posible rotura de fibras en el dorsal.

Sin embargo, la resonancia magnética que le realizaron el día siguiente en Pamplona no arrojó nada roto y tampoco en una prueba posterior que se hizo en Logroño. «Pero fue tras esta última cuando el doctor Yangüela me aconsejó que me hiciera una resonancia por contraste y ahí salió que tenía el labrum roto», explicó. La lesión que padecía también se le conoce como Slap 2 y es frecuente en deportistas que realizan movimientos repetitivos con el hombro como los jugadores de balonmano, «pero en pelota como mucho se había dado un único caso», apunta Untoria.

Fuerza y movilidad

El 12 de diciembre pasó por el quirófano en Barcelona y, tras permanecer cerca de un mes con el brazo inmovilizado, comenzó una rehabilitación que incluyó entre cuatro y cinco horas diarias de fisioterapia, masajes y piscina. «Tenía que recuperar la fuerza y ganar movilidad. Todo fue mejor de lo que esperaba», destaca.

Un mes antes de que las autoridades decretaran el confinamiento incluso ya se atrevió a tocar pelota. «Fue con la 'goxua' -blanda-. Los fisioterapeutas me veían bien e incluso me llegué a poner los tacos para efectuar un par de entrenamientos suaves en solitario en el frontón en los que pude comprobar que estaba cómodo desde atrás y pude quitar un poco el miedo», relata el pelotari.

A principios de marzo su grado de confianza dentro de la cancha ya fue el suficiente como para hablar con la empresa y pedir que entrenara con el técnico Jokin Etxaniz. «Hablamos de que hiciera otra sesión individual y luego ya me reincorporaba, pero no pudo ser». Cuando parecía que veía la luz, la pandemia lo oscureció todo.

En su casa de Nájera cuenta con material para ejercitarse, «y los fisioterapeutas de Las Gaunas me han dejado un masajeador par que pueda descargar el hombro. Necesito mantener la fuerza que había cogido hasta ahora e incluso ganar más, y estoy en ello», apunta. Sin embargo, su primera sesión para poder regresar a las canchas sigue a la espera. «Es un poco frustrante, pero en estos momentos es lo que hay», concluye Untoria.

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