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Enrique Echavarren
Miércoles, 9 de septiembre 2020, 00:16
Reza el proverbio de que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Y el significado del mismo es que el ser humano no siempre sabe discernir conforme a la razón y por esa causa no aprende de la ... experiencia y vuelve a equivocarse en una situación semejante. Eso es precisamente lo que sucedió el lunes en el frontón Toki Eder de Ziordia, en el festival que cerró la duodécima jornada del Masters Caixabank, donde no se respetaron las distancias de seguridad entre personas. Acudieron 203 pelotazales, según las cifras aportadas por los organizadores. Todos con mascarilla.
En circunstancias normales hubiese sido una magnífica entrada en un recinto que, teóricamente, tiene un aforo de 330 localidades de asiento, distribuidas en seis filas, pero en plena pandemia del coronavirus, con un aumento significativo en las últimas semanas en el número de contagiados y fallecidos, no es de recibo el incumplimiento de la distancia de seguridad.
Baiko, empresa organizadora del festival, cumplió con el protocolo de señalización de las localidades -hubo folios impresos distribuidos aleatoriamente entre los asientos-, así como la desinfección de las manos con gel hidroalcohólico a la entrada al frontón. No hubo público de pie. Parte de la primera fila de asientos, la correspondiente a la zona donde los pelotaris se lanzan al suelo para devolver las pelotas en la contracancha, estuvo inhabilitada y a la conclusión del festival se procedió a la evacuación del recinto por dos salidas diferentes.
Hasta ahí todo correcto, pero el incumplimiento de la normativa con respecto a la distancia social es evidente. La emitida por el Gobierno de Navarra, a través del Instituto Navarro del Deporte, respecto a espectáculos deportivos en espacios cerrados establece que sólo pueden reunirse un máximo de 350 personas, siempre y cuando puedan garantizarse las medidas de seguridad, que determinan metro y medio de distancia, en vertical y horizontal, además del uso obligatorio de mascarilla.
Y en cuanto al aforo, en principio se estableció el uso del 66%, para después rebajarlo al 50%. A partir de 350 espectadores, se debe solicitar un permiso especial, con una declaración de responsabilidad previa. Según dicha normativa, el aforo permitido en Ziordia hubiese sido de 165 localidades. El Gobierno de Navarra ya ha abierto una investigación para el esclarecimiento de los hechos.
Algo similar sucedió el pasado 9 de agosto en el Madalensoro de Oiartzun, en otro festival también organizado por Baiko, donde tampoco se guardaron las distancias de seguridad. Acudieron ese día al frontón, con capacidad de 600 espectadores, 420 pelotazales, según cifras oficiales de la promotora bilbaína. La gente se agolpó en las butacas de cancha, aproximadamente unas 400, distribuidas en seis filas, y también hubo personas de pie, algo completamente prohibido.
La normativa del Gobierno vasco, a diferencia del navarro, permite un aforo del 60% en los espectáculos deportivos bajo techo, con un tope máximo de 600 personas. Lo sucedido en Ziordia es un nuevo ejemplo de la falta de concienciación de la población ante el peligro que supone no respetar la distancia de seguridad entre personas para intentar evitar contagios entre los asistentes, sobre todo en espacios cerrados.
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