juan pablo martín
Jueves, 14 de julio 2022, 01:10
Sus padres le pusieron de nombre Aimar por Olaizola II. En su casa siempre han sido fieles del pelotari de Goizueta, y en su familia los piques «sanos» con los partidarios de Martínez de Irujo estaban a la orden del día. Pero el sábado todos ... estarán de acuerdo en quién es su favorito. Aimar Morgaetxebarria debuta con Baiko en el frontón de Amorebieta (18 horas), su localidad natal, y convierte en realidad el «sueño» de todo aficionado. «Tras quince años jugando a pelota era un objetivo que me había marcado y se ha cumplido». El zaguero tomará el relevo de Iza en su municipio y es el último vizcaíno en debutar desde que hace cerca de año y medio lo hiciera Uriondo.
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Está tranquilo. Desde que el pasado día 30 de junio disputó su último partido, se ha dedicado a entrenar y preparar lo mejor posible su estreno. Ayer conoció cómo quedará conformado definitivamente su partido. En un principio Laso iba a ser su padrino, pero la lesión del navarro ha provocado que sea Urrutikoetxea su compañero. Jaka y Elizegi vestirán de azul. «La ilusión en la misma. Conozco al delantero de Zaratamo desde que comencé a entrenar con la promotora bilbaína hace tres años y siempre me ha ayudado».
Estudiante de Ingeniería Civil en Bilbao, tiene un contrato de dos años. «La empresa me ha dicho que de momento no espera que consiga txapelas y aprovecharé el verano para tratar de entrar en la dinámica de lo que supone estar ahí. Tengo ganas de aprender de los que llevan más tiempo en esto», afirma el vizcaíno.
Es ambicioso. Desde pequeño nunca la ha gustado perder. Sabe que lo más complicado no es llegar sino mantenerse. Y más en estos tiempos en los que la paciencia de las operadoras escasea. «El deporte profesional exige estar siempre a un buen nivel y aspirar a más. En profesionales todas las semanas hay examen».
Se define como un guardaespaldas que falla poco y alarga bien la pelota con las dos manos. «Aunque tengo más confianza con la derecha, me defiendo bastante bien con la zurda». Mide 190 centímetros y pesa 81 kilos, por lo que todavía está en proceso de ganar músculo para asentar su cuerpo.
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Es cinturón negro en karate, «deporte que también me sirvió para ganar en coordinación y disciplina». Desde que está bajo la supervisión de los técnicos de Baiko ha mejorado su físico y sigue puliendo su técnica. «Todavía me quedan muchas cosas por mejorar como el encuentro con la pelota y los gestos para corregir su trayectoria. También tengo recorrido en el plano físico y en psicológico, para evitar irme de los partidos».
Tiene tiempo. Dos años dan para mucho. Pero lo más cercano es su puesta de largo delante de los suyos con un frontón lleno. Consejos para afrontarla no le faltan. «Me dicen que esté tranquilo y disfrute del partido, que es un día para ello».
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