JUan Pablo Martín
Viernes, 17 de septiembre 2021, 00:31
La cuenta atrás para su despedida el día 13 de noviembre ha comenzado. Aimar Olaizola no se ha planteado su futuro más allá de la pelota, pero cree que no le costará adaptarse a su nueva vida. «Tengo cuatro hijos y muchas aficiones». Después de ... 23 años, se reconstruirá. Como cuando este deporte se transformó hace más de quince años. «Irujo me obligó a cambiar la forma de jugar para ganarle y me benefició».
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- ¿Se ha quitado un peso de encima al poner fecha para su despedida?
- Sí. No es fácil acertar. Y la sensación que me ha dado la gente es que se han quedado a gusto. Estoy contento. El anuncio era importante para mí. Lo más complicado creo que ya lo he hecho.
- Ahora quiere disfrutar hasta que llegue la despedida. ¿Se lo permitirá su espíritu competitivo?
- Eso me sale de dentro. En cualquier sitio que juegue siempre tengo que hacerlo todo a la perfección. No solo en el partido, también los días anteriores. No me voy a relajar para nada estos dos meses.
- ¿Y el día después de su despedida qué ocurrirá?
- Estaré tranquilo. Tendré lo de la víspera en la cabeza porque será en mi pueblo, pero quiero cambiar de chip. Desconectar, descansar... Si me dejan iré a cazar.
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- Tras 23 años de carrera, ¿tiene miedo a qué hará después?
- No. Ya llevaba tiempo diciendo que a la pelota le he dado todo lo que tenía y no me preocupa para nada pensar si se me hará raro o que no pueda aguantar. Estoy seguro de que al principio estaré tranquilo y luego, sobre la marcha.
- ¿No le costará adaptarse a la nueva vida?
- Para nada. Además de la pelota tengo muchas aficiones. Tengo cuatro hijos. No voy a tener tiempo para aburrirme.
- ¿La pelota pesaba demasiado?
- Una carrera de 23 años es larga. Estas últimas semanas la cabeza ya me estaba frenando. Estaba un poco incómodo el día anterior al partido.
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- ¿El tener cuatro hijos tras la llegada de la gemelas provocó algún cambio en su vida profesional?
- A mejor. Tengo suerte de que mi mujer se ocupa de ellos, aunque yo intento ayudarle, y este año y medio he seguido igual con mis rutinas de entrenamiento. Lo que más se nota ahora es la competición. Y como siempre he sido tan perfeccionista, llega un momento en que la cabeza dice basta.
- Siempre le queda la opción de volver a Baiko como técnico.
- Esa opción puede estar ahí. Pero de momento quiero jugar lo que me queda y luego veremos. Si decido dar el paso habría que hablar con la empresa. Asegarce entonces y ahora Baiko ha sido mi segunda familia, siempre me han tratado de diez. Tanto los técnicos como los jefes de antes -Pedro García, Karlos Arguiñano e Iñaki Burruchaga- y de ahora -José Ramón Garai- me han dado muchísimo. Yo también he dado todo lo que tenía, y sé que no voy a tener problema alguno con ellos.
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- Considera que su palmarés es bonito, pero que en la pelota hay más. ¿Con qué se queda de estos 23 años?
- Con un montón de cosas. Hay un montón de pelotaris que no tienen ese palmarés, pero son muy grandes. Y aparte de txapelas conoces mucha gente. Me quedo con el entorno de la pelota que es tan importante como los títulos.
- ¿La pelota es algo más que un deporte?
- Sin duda. La pelota no es solo el día del partido cuando la gente viene al frontón o nos ve por la televisión. Entre semana hay un montón de cosas. Es como una familia.
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- Ha tenido tres lesiones graves en su carrera. ¿Pensó alguna vez que se había acabado?
- Nunca. Siempre he sido muy positivo. A las dos horas de la lesión ya estaba pensando en la recuperación. Tenía claro desde el primer momento que tenía que hacer lo que me dijeran y hoy en día no hay secuelas.
- Ha cambiado mucho este deporte desde que debutó.
- Mucho. El color de las canchas, el entorno del frontón, la televisión, el público... Ahora va más gente joven que antes. Y eso es bueno para asegurar el relevo generacional. Y aunque se habla mucho, yo no diría que las pelotas han cambiado tanto. Igual antes tenían un poco más de volumen.
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- Sí ha cambiado el juego. ¿La irrupción de Irujo fue clave?
- Titín III también jugaba de aire. Ambos a la hora de jugar al Cuatro y Medio y mano a mano cambiaron bastante el juego. Todo fue más rápido. Unanue también tiraba mucho del saque remate en la 'jaula'.
- Usted tuvo que recomponerse.
- Irujo me hizo cambiar la manera de jugar porque, si no, no le podía ganar. Y me benefició.
- ¿Hubo un momento clave en el que se dio cuenta que tenía que hacerlo?
- Me costó bastante y fui bastante tonto. Porque después de cambiar tuve bastantes más triunfos que derrotas en el mano a mano. Tuve un par de años que insistí en jugar a bote, pero la primera txapela que gané lo hice porque aposté por el saque-remate. Pero una cosa es que sepas que tienes que jugar de otra manera y otra es conseguirlo. Con el cambio mi nivel fue superior.
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- ¿Le costó?
- Claro. Ni a mí ni a nadie se nos había pasado por la cabeza que teníamos que restar de aire. El cambio fue muy importante. Y cuando empezamos a jugar nos dimos cuenta de que era más fácil.
- Irujo sostiene que su rivalidad les hizo mejores a los dos.
- Sin duda. Yo era más clásico y con el cambio gané más txapelas.
- ¿Fue un pique sano?
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- Sí. Pero fuera de la cancha era otra cosa. Antes al que le gustaba Irujo no le gustaba yo, y viceversa. Para la pelota fue muy bueno porque acudía mucha gente a los frontones, se hablaba un montón...
- ¿Ustedes alimentaban esa llama?
- Nosotros decíamos lo que pensábamos, y cualquier declaración los aficionados la multiplicaban por diez. Pero nosotros separábamos muy bien eso de nuestra relación personal.
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- ¿Se volverá a vivir una época igual?
- Puede ser. Los pelotaris de ahora también juegan muchísimo, pero faltan dos que tengan esa rivalidad. Es difícil. Hoy en día el abanico es más grande.
- Dejará Baiko con el relevo generacional hecho.
- Tenemos una plantilla muy buena con gente joven que está jugando mucho. Y estoy seguro de que van a dar mucha guerra a los de Aspe y cambiará la racha. De vez en cuando algunas txapelas vendrán a Baiko.
- La pandemia ha dado muchos dolores de cabeza a la pelota. ¿Es optimista de cara al futuro?
- Todavía no ha terminado esto, pero poco a poco acuden más aficionados a los frontones. El otro día en Hondarribia la gente se quedó fuera. La situación se está recuperando porque los seguidores tienen más confianza para ir al frontón porque está todo controlado.
- ¿Quién ha dado más, Olaizola a la pelota o viceversa?
- Las dos partes. He dado todo lo que tenía dentro y la pelota también me ha dado mucho.
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