«Me voy con la pena de que mis mejores años fueron con el frontón vacío»

- Tras 28 años de profesional, ¿con qué se queda?

- Con todo. Me voy muy contento de la carrera que he hecho, y lo que es más importante, de jugar todos los años sin lesionarme. Eso está al alcance de muy pocos. Durante todo este tiempo habré estado de baja treinta días.

- ¿Se marcha con alguna espina clavada?

- No. Deportivamente creo que he conseguido todo lo que quería. Pero más que a los títulos le doy valor a la regularidad mantenida. Durante 23 años he dado mi mejor nivel. Ahora con la edad he bajado un poco.

- ¿Porqué escogió la cesta punta?

- No la elegí. De joven hacía surf, jugaba a cesta punta, a balonmano y andaba en bicicleta. Llegó un momento en el que me ofrecieron ir a Italia. Tenía 16 años. En el colegio era un desastre y se lo comenté a mis padres. Al principio me dijeron que no. Luego me dieron a elegir entre trabajar, estudiar y jugar a pelota, y decidí probar seis meses.

- ¿Cómo se arregla un pelotari así de joven en Milán?

- Era un crío. Estaba con otros pelotaris. Hacía lo que me decían ellos.

- De seguido dio el salto a Estados Unidos. Dos temporadas en Newport, cuatro en Orlando y trece en Miami. ¿Fue fácil la aclimatación?

- Te tienes que hacer. Tienes que aprender a tomar tus propias decisiones.

-Vivió la época en la que los frontones comenzaban a perder espectadores.

- Me llevo la pena de que mis mejores años de juego fueron con el frontón vacío. Di el máximo. Y ahora que las gradas están llenas ya no estoy al mismo nivel y no pueden disfrutar de lo que hacía antes ni yo demostrar lo que sabía hacer, con otra velocidad...

- ¿El sueño americano es tan bonito como lo pintan?

- Viví muy bien allí durante veinte años. Jugué a un deporte que me gusta, ahorré un poco de dinero y disfruté de Miami que es una ciudad que tiene de todo. Repetiría.

- Para una gran mayoría del público que acudía al frontón los pelotaris eran un número para apostar. ¿Eso afecta?

- A mí no. Yo trataba de ganar el máximo de quinielas posible y los torneos. El público de Miami era cañero y tenías que pasar de ellos. Aunque a veces de las barbaridades que te decían les contestabas. Algunos simulaban que estaban en tu contra para que te picaras. Hacías el tanto, ganabas, y les veías celebrarlo.

- ¿Entendían de cesta punta?

- Sí. Metían muchas horas. A cierta gente la vi durante todo el tiempo que estuve.

- ¿Cuáles han sido los rivales más complicados que ha tenido?

- De zagueros, López, Irastorza y Félix. De delanteros, Rekalde, Lander, Bereikua, Arriaga, Erkiaga...

- Fue un revolucionario en cuanto a la introducción de la publicidad. ¿Cómo se lo tomó una modalidad tan tradicional?

- El segundo año del Jai Alai World Tour yo estaba con Red Bull, marca con la que me siento muy identificado, y no me dejaron jugar porque decían que había derechos de imagen. Luego cambiaron y creo que todos los pelotaris salieron beneficiados.

- También hizo una campaña con Loewe.

- Aquello fue una casualidad, pero fue una bonita oportunidad para que se conociera más la cesta punta porque se vio en toda Europa.

- Batió el récord de velocidad con un lanzamiento a 313 kilómetros por hora con una cesta de carbono. ¿Es el futuro?

- No lo sé. Pero algún cambio se debería de hacer. Las cestas de mimbre cada vez son más complicadas de conseguir y, aunque tienen su trabajo, son costosas. Habría que investigar con nuevos materiales para abaratarlas y que los jóvenes tengan más facilidades para practicar este deporte.

- Deja la modalidad en lo más alto.

- No es fácil. Todos me dicen que por qué no juego un año más. Podría hacerlo, incluso más, pero no quiero desaparecer del mapa por una lesión.

- ¿Fue complicado tomar la decisión?

- No es fácil poner un día. Le das muchas vueltas porque estás bien. Pero mantenerte arriba requiere mucho esfuerzo diario.

- Es uno de los últimos puntistas en activo que ha podido vivir de este deporte

- Sí. No me he hecho millonario pero he sido un afortunado.

- Tras su último partido el domingo pasará a realizar labores de intendente en la empresa Eraman Jai Alai. ¿Qué puede aportar?

- De momento solo tengo la cabeza puesta en la final. Una vez que termine ya habrá tiempo para otras cosas.

- ¿Hace falta un relevo generacional?

- Sin duda. Hace falta un cambio y que haya más variedad en el cuadro, que aprieten a los que están. Hay pelotaris jóvenes con futuro.

- ¿Qué final espera?

- Una final dura en la que Erkiaga va a entrar a rematar y nosotros atacaremos atrás. Tenemos que evitar al de Ispaster si queremos ganar.

- ¿Qué supone despedirse en un frontón de Gernika repleto?

- Quiero disfrutar del día porque en las semifinales no pude. Me gusta jugar con gente en las gradas y que haya tensión.