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Jokin Altuna no es un pelotari cualquiera. Es el mejor. Juega siempre de la misma manera con independencia del rival y capaz de atar en corto al más pintado. Bien hecho y trabajado. Lo mismo en ataque que en defensa. Está haciendo historia con 24 ... años. A esa edad nadie había logrado nunca los objetivos conseguidos por él. Yo lo defino como un delantero de pura seda. De dibujos animados.
Siete finales ha disputado desde su debut un día de San Juan en Eibar de 2014. Cinco en el acotado del Cuatro y Medio. Dos del Manomanista. A esa edad nadie tenía tantas muescas en su palmarés. Ni Ogueta, Retegui II, Irujo II, Olaizola II y otros mitos. A todos los ha superado. Va haciendo camino al andar de una manera vertiginosa. Aún la fiesta no ha hecho nada más que empezar. Si la suerte le acompaña marcará un hito pelotístico.
Este pasado domingo volvió al frontón Bizkaia de Miribilla a disputar su segunda final en menos de un mes. La primera fue en el Manomanista de la mascarilla. Perdió 20-22 ante Erik Jaka. Un partido visceral y disputado a cara de perro. En la última cita de la 'jaula' se ha vuelto a repetir la historia. Los mismos protagonistas, con distinto resultado.
No es lo mismo meterse dentro del acotado que a toda la cancha, donde el pelotazo es más largo. Del Cuatro y Medio para adelante es otra cosa. Hay que bajar la pelota en largo y subirse al remate en cuanto se atisba el más mínimo hueco. El sotamano, la volea, dos paredes, la dejada... es de obligado cumplimiento.
Día gris y ventoso en Bilbao. Las apuestas, con ligera tendencia, 100 a 80 a favor de Altuna III. La txapa para sortear el saque dio más vueltas que una peonza. Finalmente se decantó a favor de Jaka, que flojeó en el resto más que una escopeta de feria. Los protagonistas, tensos, nerviosos y con la faz descolorida. Un final es una final, como decía Jesús García Ariño, y lleva mucha carga de adrenalina. Su calado anímico es muy grande.
Tomó el mando Jaka: 2-0. Uno de esos tantos lo consumó de un gancho marca de la casa. La igualdad dio la impresión que iba a ser la nota dominante. Sin embargo, no fue así. El de Amezketa convirtió la final en un auténtico monólogo y se fue a base de remates y errores de su rival hasta el 5-19. Cuatro tantos más sumaría el rezagado (9-22) y las expectativas creadas en un principio se desvanecieron como un castillo de naipes. El nuevo 'txapeldun' acabó 12 tantos, vistosos y rebozados de talento.
El delantero de Lizartza fue una sombra del 29 de noviembre cuando se proclamó campeón del Manomanista ante Jokin Altuna. Los errores y el material, muy bonito para jugar en el Cuatro y Medio, le pesaron como una losa. ¿Cuándo les entrará en la cabeza a los responsables técnicos que es doña pelota la que quita y da en la cancha? No tuvo su tarde el bueno de Erik. Esta vez se cambió el guion de la película y como se decía antaño, su compañero de viaje materializó la 'vendetta' sin piedad alguna. Aquí acaba la historia de la temporada de 2020. Un año que será recordado por la Covid-19. Ahora nos viene el Campeonato de Parejas, que nos tendrá en ascuas hasta la próxima primavera. La pelota, pese a quién pese, no para.
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