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Elordi y Zabaleta celebran la victoria en la final del Parejas. Luis Ángel Gómez

Aitor Elordi, un campeón forjado a fuego lento

El mallabiarra ha necesitado siete años para hacerse un hueco entre los grandes de la pelota profesional, pero ha llegado para quedarse

Juan Pablo Martín

Domingo, 2 de abril 2023, 19:30

Cada pelotari tiene un tiempo de maduración. Debutar joven no es sinónimo de éxito, y Aitor Elordi es el mejor ejemplo de ello. El de Mallabia ha necesitado siete años para hacerse un hueco entre los mejores, pero la constancia le ha permitido llegar para ... quedarse. Atrás han quedado muchas horas de trabajo para pulir sus defectos y ser un pelotari más completo que ahora tiene bastante más que el instinto rematador que le permitió dar el salto a profesionales. Y ahora, también, la ansiada txapela del Parejas, lograda este domingo junto a Zabaleta.

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Hace siete años era un delantero que enganchaba al aficionado por su determinación a la hora de acabar el tanto, pero su cuerpo espigado y todavía sin formar necesitaba ganar músculo y sus piernas más potencia porque para estar arriba es tan importante atacar como defender. Le costó encontrar su sitio en los campeonatos de promoción e incluso estuvo en la cuerda floja, porque la paciencia es algo por lo que no se caracterizan las empresas.

Elordi, en el homenaje que le tributaron en Mallabia tras destacar en el Cuatro y Medio. Ignacio Pérez

Pero Elordi superó aquel bache y salió reforzado. Pulió sus defectos poco a poco y, a medida que ganaba en experiencia, consiguió ser más completo. Basta mirar su currículo para comprobar cómo empezó a despuntar en la segunda categoría en 2019, y desde entonces se hizo con los títulos de Parejas y del Cuatro y Medio, y alcanzó en un par de ocasiones la final del Manomanista.

Su progresión fue continua tras mejorar su físico. Su defensa se hizo más sólida y su golpe ganó la potencia suficiente para sacar a sus rivales de la zona de confort en los cuadros alegres. El año pasado aprovechó la oportunidad que le dieron en el acotado de primera y, tras arrancar desde lo más bajo del cuadro terminó tercero. Este campeonato le abrió las puertas del Parejas en un cuadro de Aspe donde la competencia es máxima y hay que ganarse el puesto. Este domingo se subió el cajón más alto del podio junto a Zabaleta tras firmar un torneo muy sólido en el que se ha sabido adaptar perfectamente a su compañero. Porque tener el mejor zaguero a sus espaldas no es siempre sinónimo de éxito. Hacen falta más cosas que el vizcaíno ha sabido poner sobre la cancha.

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Entrenador

Es un pelotari que es consciente de lo que le ha costado llegar y no olvida sus orígenes. De hecho, dedica varias horas a la semana a entrenar a los más jóvenes del club de Mallabia, tanto a mano como a pala. Otra gran parte de su tiempo lo invierte, desde hace cerca de dos años, en el caserío que se compró en Berriatua, donde reside en la actualidad. Cuenta con 45 ovejas para tener los prados bien cuidados, y hasta un par de burros. Vivir en la naturaleza le aporta tranquilidad. Es lo que ha conocido desde pequeño y le gusta.

Entrena su físico en el centro Geroa de Gernika bajo las órdenes del exmanista aficionado Gontzal Urionabarrenetxea, y echa de menos no disponer de más tiempo para estar con sus amigos. Pero destacar en la pelota profesional tiene un precio y requiere unos sacrificios. Más si eres un delantero forjado a fuego lento.

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