Se va uno de los grandes pelotaris. Basta con ver el palmarés que tiene y las temporadas que ha estado en lo más alto de este deporte. A mí me tocó decir adiós de una forma diferente, pero seguro que a él también se le ... ha hecho duro tomar la decisión y poner una fecha para la despedida. Pero personalmente me ha dado envidia. Se ha retirado cuando ha querido y se lo merece por todo lo que ha sido dentro de las canchas. Se marchará con 23 años de carrera profesional, que se dice pronto. Ha estado casi toda su vida jugando a pelota y a un gran nivel.

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Pero es cierto que con 42 años el cuerpo ya no es el mismo que antes. Ni con 38. El día a día cuesta más, y la recuperación tras los partidos, también. Es verdad que las empresas le han cuidado bien durante los últimos años al colocarle buenos zagueros, aunque se lo ha ganado de sobra. Así se podrá despedir por todo lo alto en su localidad natal.

Aquella rivalidad existente entre ambos nos hizo mejor el uno al otro. Nos hizo exigirnos al 120%, exprimirnos tanto en los partidos como en los entrenamientos. Porque si te descuidabas un poco el otro te pasaba por encima. Y que los aficionados fueran de uno o de otro también vino muy bien a la pelota. Estuvimos más de diez años jugando los partidos importantes y la huella que dejamos entre los aficionados también lo fue. Supimos aprovechar ese momento.

Fuera de la cancha también nos llevábamos bien. A pesar de lo que pudiera parecer, los dos tuvimos buen ganar y perder, y la cordialidad estuvo siempre presente. Estoy orgulloso de haber compartido vestuario con Aimar y de disputarme los títulos con él. Llevo ya cinco años fuera de las canchas y ahora soy más consciente de que lo que supone lo que hicimos. Es muy complicado que coincidan dos pelotaris que jueguen veinte finales entre ellos. Olaizola II ha hecho muchas cosas bien a lo largo de su carrera, pero sobre todo destacaría su saber estar en la cancha.

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