![Se va Olaizola: el depredador de la 'jaula'](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202109/15/media/cortadas/aimar-olaizola-kylB-U150540162129QUE-1248x770@El%20Correo.jpg)
![Se va Olaizola: el depredador de la 'jaula'](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202109/15/media/cortadas/aimar-olaizola-kylB-U150540162129QUE-1248x770@El%20Correo.jpg)
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Todo en la vida tiene un principio y un fin. Es una ley inmutable. Nadie es capaz de revertirla. Para un deportista, en concreto un pelotari como Aimar Olaizola, que ascendió al olimpo de los dioses, es muy duro el decir adiós y hasta siempre. ... La retirada resulta traumática y el dejar atrás una profesión que llegó a formar parte de su ser hay muchos que son incapaces de asimilar, dicen los psicólogos.
Para Aimar Olaizola Apezetxea, el próximo mes de noviembre cumplirá 42 años, ha llegado la hora de colgar el gerriko. La faja que desde muy niño se ciñó en su cintura. Era su gran pasión: la pelota. Con ella creció y se hizo hombre. Muchos años soñando y rumiando el partido de mañana. Horas y horas haciendo tacos en esos vestuarios y miles de conversaciones que se las llevó el viento.
Sin embargo, Aimar, al que yo bauticé como el becadero, por su desaforado fervor a la caza de la chocha perdiz, se va con la cabeza alta, muy alta. Sus logros conquistados,14 txapelas de la alta competición, le hacen pasar por derecho propio con letras de oro al gran libro de la pelota. Su gran palmarés lo encumbran entre las leyendas de la reina de las modalidades de la pelota vasca.
Parece que fue ayer cuando le vi debutar en el frontón de Lekunberri. Era un 12 de Octubre de 1998. Llegó precedido de una enorme aureola. Los santones del sanedrín ya lo nominaron como a un pelotari que clavaría muchos mojones de gloria a lo largo de su andadura. Apareció en la cancha con una abundante cabellera, desaliñada, y a no mucho tardar dejó impreso que su juego almacenaba muchos quilates de sabiduría.
Su gancho ha sido uno de los mejores legados que nos deja. Con esta jugada ha sido uno de los pelotaris a lo largo de la historia que más tantos ha sumado. Siempre a escasos milímetros de la chapa baja del frontis y rozando la raya de la contracancha. En el peloteo era incansable. No daba una pelota por perdida y en su libreto de comportamiento primaba una virtud, defender el tanto con uñas y dientes.
En el torneo del Cuatro y Medio, o la 'jaula' -como le llamaba Ogueta- creó escuela. Siete txapelas en su haber. Ahí deja el listón. Alto, muy alto. Un récord que costará Dios y ayuda batir. Con ambas manos, especialmente la izquierda, buscaba todos los angulos del acotado con la misma maestria que un delineante. Eficaz a más no poder en todas las facetas del juego.
En el Manomanista quedaran para el recuerdo los enfrentamientos en las finales con Martínez de Irujo. Partidos inolvidables y que siempre permanecerán en el recuerdo. En el Campeonato de Parejas, no siempre llevando un guardaespaldas solvente, materializó tres entorchados. A pesar de la descompensación en la zaga siempre dio la cara.
Es hora del descanso del guerrero, como hacía Ulises. Aunque todos sabemos que proseguirá unido a la pelota por una sencilla razón. Porque el pelotari nunca muere. Lo que se aprende de niño y se practica de mayor permanece para siempre con nosotros. Ha sido el gran depredador de la jaula. Nunca hubo otro como él.
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