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El pasado 17 de octubre anunció de forma sorpresiva que había finalizado su etapa como profesional. «El cuerpo me ha dicho basta». A los 30 años, las lesiones de hombro y de espalda han obligado a Danel Elezkano a tomar «una de las decisiones más dificiles de mi vida». Lo primero es la salud, «y cuando ves que dejarlo es la única opción no hay nada que hacer», señala.
- Dio a conocer su retirada de la pelota profesional en redes sociales.
- Sí. Fue muy duro a pesar de que me había hecho a la idea algunos meses atrás. Los médicos me lo dejaron claro, pero estaba a la espera de una última valoración con una pequeña esperanza. Cuando llegó era muy parecida a las anteriores y no hubo otro remedio. Duro, pero era la única opción y hay que mirar hacia adelante.
Su DNI. Danel Elezkano (9 de abril de 1994) es natural de Zaratamo. Ha sido pelotari profesional durante doce años y ha ganado dos títulos del Parejas; en 2019 con Rezusta y en 2021 con Zabaleta.
- ¿Ha asimilado ya que se ha acabado?
- Estoy tranquilo porque he dado todo lo que tenía dentro. He hecho todo lo que estaba en mi mano durante este último año con la ilusión de volver a jugar sin dolores, pero he visto que el cuerpo me ha dicho claramente que no puedo seguir. Igual que los médicos, a los que estoy muy agradecido, que me dejaron claro el gran riesgo existente si volvía a jugar. Desde que anuncié mi despedida las muestras de cariño recibidas han sido innumerables y ha resultado complicado asimilarlas porque me traían muchos recuerdos.
- ¿Ha sido una de las decisiones más complicadas que ha tomado en su vida?
- Sin duda. La pelota ha sido mi vida. El que me conoce sabe lo que es para mí. La de horas que he metido en un frontón y que jugando he sido el más feliz. Pero las cosas han venido así. Lo primero es la salud. Y cuando ves que es la única opción no hay nada que hacer.
- Todo comenzó hace cerca de un año como una braquialgia con dolor lumbar.
- Tengo lesiones en diferentes partes del cuerpo. El hombro derecho y la espalda están especialmente mal. Los dolores eran cada vez mayores. He recibido diferentes tratamientos, he pasado por distintos médicos y fisioterapeutas... No solo para jugar a pelota, para realizar una vida normal tengo dolores.
- No tendrá despedida.
- No creo que la necesite. Los últimos doce años como profesional, incluso los anteriores, me han valido para sentir el cariño que me ha transmitido la gente. He visto el tipo personas que tengo a mi alrededor. Nunca me ha faltado la familia o un amigo en los momentos complicados, y es lo más bonito que me llevo.
- Los últimos ocho años ha pertenecido a Aspe y la promotora no ha dicho nada.
- Estoy muy agradecido por la oportunidad que me dieron. He pasado años maravillosos con ellos. He hecho muchos amigos que llevaré conmigo siempre. Me siento un afortunado por haber sido profesional. Ahora me tocará seguir la pelota desde el otro lado, pero seguiré haciéndolo.
- ¿Con qué se queda de su carrera?
- Es difícil decirlo. La pelota ha sido más que un deporte. Es un instrumento para aprender y transmitir valores. Muchas de las cosas que he aprendido en el frontón las he aplicado a la vida. También me quedo con todos los amigos que he hecho. Cumplí un sueño cuando firmé mi primer contrato como profesional, cuando debuté y cuando jugué una final. Ha habido muchos momentos.
- ¿Se lleva alguna espina clavada?
- Me voy tranquilo porque he dado todo lo que tenía dentro en cada entrenamiento y partido. Espero que mi entorno haya sentido lo mismo.
- ¿Ganar dos txapelas del Parejas que supuso para usted?
- Las dos fueron muy especiales, sobre todo la primera. Fue algo muy grande. El año anterior tras hacer un gran torneo con Rezusta no dimos nuestro nivel en la final, por lo que ganar la txapela fue un premio que nos merecíamos. Cumplí un sueño. Pude dedicársela a mi aita... La segunda también fue muy bonita con Zabaleta. La pena es que fue en plena pandemia, lo importante era la salud, el frontón estaba vacío y la disfrutamos de otra forma.
- Siendo campeón su empresa le dejó fuera del torneo al año siguiente. ¿Resultó frustrante?
- Sí. La pelota me ha dado y también me ha quitado mucho, pero he sido feliz. He vivido momentos complicados y he aprendido de ellos. Y en ese momento me di cuenta de que tipo de gente me rodeaba. Fue muy duro, porque merecía jugar ese campeonato, y lo que más me dolió es que ni tan siquiera me dieron una explicación deportiva.
- La pelota ya es pasado. ¿Seguirá vinculado de alguna forma con este deporte?
- No lo sé. De momento estoy centrado en mi recuperación, pero de un modo u otro seguiré porque ha sido mi vida. Me duele que no pueda jugar ni con la pelota 'goxua', pero a mis 30 años estoy centrado en reducir los dolores del día a día.
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