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La final del Manomanista de 2022 se recordará, entre otras cosas, por ser la primera disputada en territorio navarro, fuera de Bizkaia, Gipuzkoa y Araba. Desde que hace meses Baiko y Aspe dieron a conocer la sede del partido que decidiría el título, los pelotaris ... y los pelotazales navarros demostraron una querencia natural reflejada en sus declaraciones. Hay quienes la veían como la oportunidad propicia para quebrar el reciente dominio guipuzcoano, reflejado en cuatro txapelas consecutivas y cinco de las seis últimas: dos de Irribarria (2016 y 2019), dos de Altuna III (2018) y 2021) y una de Jaka (2020).
Joseba Ezkurdia y Unai Laso, el nuevo ídolo de los pelotazales, estarán presentes en la final manomanista más navarra de todas, por escenario, por frontón y también por origen de los protagonistas. La suya va a ser la 29ª copada por pelotaris de la comunidad. Y eso que tardaron en alcanzar la primera, obra de Juan Ignacio Retegi, el I de la dinastía de Eratsun, en 1969.
Poco hubo que esperar para asistir a la primera final entre navarros de la historia, la de 1970 entre Retegi I y Lajos, primera de una serie de tres que bien pudieron ser cinco ya que dos de ellas, las de 1972 y 1976, no llegaron a disputarse.
Más adelante, en 1980, fue el turno de Retegi II y Maiz II, combinación a la que siguieron siete entre el propio Retegi II y Galarza III, la más repetida de la historia de las finales de esta competición.
Después llegaron la Arretxe-Errandonea, la Beloki-Errandonea y tres Beloki-Eugi, entre las que se intercaló una con el zaguero de Burlada y Fernando Arretxe como protagonistas en 1999, año en el que Asegarce y Aspe organizaron por separado un Manomanista cada uno.
Después de un periodo de transición con la Barriola-Beloki de 2002 y la Patxi Ruiz-Olaizola II de 2003, Juan Martínez de Irujo y Aimar Olaizola abrieron una era marcada por sus duelos en finales, cinco entre 2005 y 2013. Durante ese periodo también se vivieron la Olaizola II-Barriola de 2008 y la final copada por leitzarras de Bengoetxea VI y Barriola en 2008.
La de Juan Martínez de Irujo y Julen Retegi en 2014, programada en el Atano III de Donostia, era la última navarra hasta que Ezkurdia y Laso se disponen a jugar el domingo 29 en un escenario inédito para el Manomanista, el Navarra Arena.
Hay más números curiosos. Nada menos que 38 finales consecutivas entre 1978 y 2015 tuvieron al menos un navarro en la cancha. Y en ese periodo solo se les escapó el título en tres ocasiones a manos de Tolosa en 1989, Xala en 2011 y Urrutikoetxea en 2015.
Laso o Ezkurdia, uno de los dos, se convertirá también en el 14º campeón navarro de la historia.
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