AXEL GUERRA
Miércoles, 26 de enero 2022, 07:32
El expelotari Mikel Goñi ha reaparecido públicamente este martes después de ingresar en prisión en verano de 2018. Fue condenado a ocho años y tres meses por secuestrar, amenazar y agredir a dos personas a las que acusaba de haberle robado una plantación de marihuana ... de una vivienda que les había alquilado.
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Después de cumplir tres años y dos meses de la condena en la prisión de Zaballa, el de Oronoz-Mugaire ha accedido al tercer grado. En una entrevista en el programa 'Abiapuntua' de ETB1, el navarro asegura que «en los momentos malos es cuando se ve quién está a tu lado y yo me he llevado sorpresas positivas».
Mikel Goñi, que en la prisión trabajó en el economato y en la cafetería tras sacarse el título de cocinero, ha reconocido que acabó en la cárcel porque «no hizo bien las cosas» y afirma que fuera de ella el «aterrizaje es complicado». «Ahora -concluye el expelotari- lo que quiero es llevar una vida tranquila. No hay otra, a lo hecho pecho y fuera». En el programa ha explicado que ahora tiene un trabajo y que disfruta de su libertad con amigos y paseos.
La historia de Goñi II es la de un joven pelotari que pudo ser uno de los grandes, gracias a una derecha poderosa y una zurda espectacular, que de tocar el cielo con la yema de los dedos terminó en los infiernos. Debutante en profesionales con 18 años, su sola presencia era reclamo suficiente para colgar el cartel de no hay billetes. En 1999 fue subcampéon del Parejas junto a Zezeaga y en 2001 se calzó la txapela del Cuatro y Medio navarro. Vivía días de vinos y rosas, tras ganar a vigentes campeones manomanistas como Beloki y Barriola. Tenía todo a su favor para inscribir su nombre en los anales de la pelota pero su conducta desordenada le llevó por una senda equivocada de la que nunca supo o pudo salir.
Goñi fuera de la cancha era igual de osado que dentro de ella. Para el recuerdo la anécdota en la que el pelotari navarro estaba apostado en la puerta del frontón de Alsasua, fumando un cigarrillo antes del partido, y vio pasar a su lado a Julián Retegui. El joven no se contuvo y le preguntó a la leyenda: «¿Qué tengo que hacer para ser como tú?». Y Retegui II, uno de los mejores pelotaris de todos los tiempos, no se cortó un pelo. «Si te quitasen la cabeza y te pusieran la mía igual conseguirías algo grande».
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