Lluvia en Irun y chaparrón en el Uranzu

Si alguien acudió al Uranzu para resguardarse de la lluvia que caía sobre Irun, encontró dentro un chaparrón. Un chaparrón de pelotazos a cargo de Zabaleta, quien rompió a Aretxabaleta y desequilibró el juego. Jaka y el de Etxarren vencieron 9-22 y conservan una jornada más la condición de líderes. La diferencia de tantos en el cómputo general les hace inalcanzables para Artola y Ander Imaz, salvo que estos firmen un triunfo por 22-1 mañana en Arrasate. Un resultado impensable ahora mismo.

Ese primer pelotazo de Zabaleta y su latigazo perfectamente dirigido del 2-5, inalcanzable para un Aretxabaleta que había corrido a cubrir el txoko e irrestable para un Olaizola II que corrió con más piernas que fe hacia atrás, fueron lo mejor dentro de un tono personal brillante. Arrolló a su rival de posición lo mismo en los peloteados tantos iniciales que en los rápidos de los últimos compases.

Atosigado hasta el límite, el de Markina pasó de las dificultades a la crisis tras el 5-12. Los pelotazales que poblaron en buen número el Uranzu le dedicaron unos aplausos cariñosos tras su error del 5-16. Guardaron también una pequeña ovación para Aimar cuando se dispuso a sacar en un momento de ese amago de reacción final del 5-21 al 9-21. Mala señal.

Jaka encontró terreno abonado para lucirse y empleó sobre todo tres jugadas: el gancho, la volea de zurda al txoko y las dos paredes. Listo y eficaz, esperó la buena para rematar. Con sencillez. Sin complicaciones ni estridencias ni barullos.

Zabaleta evidenció de nuevo que se encuentra en otra dimensión respecto a zagueros como Aretxabaleta. Contadas veces pisó el de Markina los seis primeros cuadros. Trató de guarecerse detrás del siete. Sin éxito. Porque el actual Aimar Olaizola, anulado, no posee poder para restablecer el orden cuando en la zaga pintan bastos de esta manera.