Los líderes no dan opción

Porque frenar a este Beñat Rezusta supone una misión plagada de obstáculos. El zaguero zurdo de Bergara sigue sin bajar ni el brazo ni la guardia. Tuvo a Julen Martija más cerca del rebote que de cualquier otro lugar de la cancha. El de Etxeberri devolvió a buena lo que pudo, dejó algunos zambombazos sin restar y mantuvo el tipo a duras penas, algo de lo que no todos están siendo capaces en el presente Masters CaixaBank ante ese rival.

Tras el 1-1, los líderes de la competición pusieron la directa para machacar a los contrarios en el peloteo y en el electrónico del frontón de Soria, menos poblado de pelotazales que en visitas anteriores. La pareja navarra respiró cuando llegó el descanso del tanto 12, el primero de los dos obligatorios. A los pegadores guipuzcoanos no les habría importado seguir después de tomarse un trago rápido en el set de descanso.

El parón fue agua bendita para Bengoetxea VI y Martija. Respiraron hondo y recompusieron sus ideas. Con Rezusta a ese nivel, no cabía otra que sufrir, sufrir y sufrir. Concluyeron que había que sacar petróleo de un pozo casi seco. Y empezaron las costosas labores de perforación. A falta de maquinaria potente, escarbaron.

Un tanto por allí, un tanto por acá. Rasca arriba y rasca abajo. Se acercaron a cuatro tantos en el 8-12 y en el 12-16. Pero Artola y Rezusta llegaron al segundo descanso con una cómoda renta de seis tantos, 12-18.

Sentarse de nuevo en la silla reconfortó a Bengoetxea VI y Martija, que de vuelta a la cancha firmaron cuatro tantos consecutivos para ponerse a dos. El 16-18 abría todas las puertas. Traía al frontón una emoción que no existió hasta entonces.

Quizá se olvidaron de que sobre la cancha seguía en pie un zaguero llamado Rezusta. Falló una sola pelota. Acentuó su dominio para enfilar ya de forma definitiva el camino hacia el tanto 22.

El mejor pelotari en las diez primeras jornadas del torneo careció de un compañero que aprovechara sus ventajas para lanzarse al remate y firmar números altos en ataque. Por eso se alargó el encuentro más allá de la hora y cuarto, duración acorde con la resistencia presentada por los perdedores, no así con el dominio ejercido por los vencedores.

Los números no explican por sí solos un partido de pelota. Ahora bien, ayudan a comprenderlo. El reparto de pelotazos a buena es clarificador. Martija pegó 201, setenta más que su delantero, muestra inequívoca de la posición sobre la que cargaron el juego los oponentes. Artola dio 150 y Rezusta sumó 188. Aunque estén mejor repartidos, muestran quiénes llevaron el peso de un partido bonito pese a la diferencia que reinó en el marcador durante muchos minutos.