En juego la txapela del Parejas con mayor exigencia

Los corredores cruzarán este domingo por la tarde (17.00 horas) traviesas a la par con ligera tendencia colorada en la final del Parejas. No hay una combinación favorita. Ni los excampeones se atreven a decantarse por el rojo o el azul con rotundidad. Les gusta un poco más uno de los colores por mínimos detalles que han podido ver hasta el momento. Pero los pelotaris tienen que volver a plasmarlos en una final que, por todo lo que la rodea, no se parecerá en nada a los tres enfrentamientos que han protagonizado Ezkurdia-Rezusta y Artola-Mariezkurrena II en lo que va de campeonato.

Ambas combinaciones han sido las más fuertes de la competición. Los que han llegado mejor físicamente a la conclusión de un torneo que, a medida que pasan los años, ha ganado en exigencia y dureza. En esta ocasión el extra llegó con el maratón de partidos de Navidad que programó la Liga de Empresas de Pelota a Mano (LEP.M) por ser unas jornadas ideales para hacer caja ante la buena respuesta de los aficionados.

Ezkurdia y Rezusta han cumplido los pronósticos y han sido la pareja más consistente de la competición. Tenían ganas de jugar juntos y Aspe les dio la oportunidad. Después de años formando con zagueros de menor calibre, el delantero de Arbizu necesitaba un buen pilar en el que asentarse para tratar de remontar el vuelo y recuperar la confianza que había perdido en los torneos individuales. Y se ha apoyado en un compañero que venía de un buen verano. Su conexión fue casi inmediata y parece que juegan de memoria.

Cada uno sabe perfectamente cómo va a reaccionar el otro y dónde están sus puntos débiles, por lo que se cubren las espaldas a la perfección. El navarro además ha sacado brillo a su volea, golpe que le ha servido para madurar y atropellar a sus rivales.

Artola y Mariezkurrena II no han tenido semejante autoridad a lo largo del campeonato pero ha sido más por las ausencias del delantero de Alegia, que llegó a suspender hasta seis encuentros. Fueron pequeñas lesiones que supo controlar a tiempo para llegar a los momentos clave sin problemas. Ha mostrado buenas piernas en defensa y, con el golpe que atesora, necesitará ser protagonista para mover a sus rivales y romper así su armonía.

Su zaguero también ha aprendido con los años a abordar los problemas de manos que le lastraban y por fin ha mostrado su versión más contundente para dominar partidos. Es cierto que en ocasiones el ímpetu le ha podido y ha concedido más de lo que debería, algo que tendrá que evitar en esta ocasión si quiere calarse por primera vez la txapela.

A pesar de los años que llevan en profesionales será su primera final, algo que todavía está por ver hasta qué punto puede afectarles. La buena digestión de todo lo que rodea a un encuentro de estás características se antoja clave para estar centrado en la cancha.

Son dos combinaciones poderosas y trabajadoras con un juego un poco más clásico que necesitan saltar a la cancha del frontón del Navarra Arena muy metidos en el partido porque en los primeros tantos la brega se antoja dura y eléctrica. Y un buen inicio siempre ayuda a ordenar las ideas, asentar el cuerpo y quitarse el lastre de tener que remontar.

Los de Aspe no terminaron satisfechos con el material que encontraron en el cestaño. Querían pelotas con más chispa, y habrá que comprobar hasta qué punto influye en su juego. Los de Baiko consideraron que se podía haber puesto un poco más pero no alzaron la voz, señal de que lo que encontraron les conviene. Fue el último ingrediente que puso el picante que faltaba a una final que se jugará con las gradas abarrotadas.

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