La undécima jornada del Masters CaixaBank ha venido a constatar que la pelota a mano, cuando los pelotaris inundan la cancha de exquisiteces, exhiben todo su magisterio y tienen muchos deseos de ganar, surgen chispazos y destellos para el recuerdo. Pero para que esta conjunción de factores se produzca hay un hecho determinante, que el material se deje acariciar, este ajustado a las caracerísticas del frontón donde se juega el partido y no atropelle a los pelotaris. El de esta jornada, pelotas de buena salida de frontis, medio bote, que al botar en el suelo de cancha no se venían arriba, ha servido para realzar este deporte que está atravesando por unos de los momentos más delicados de su historia.

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Hay que felicitar a los intendentes por apostar por este tipo de cestaño. Es una verdadera gozada vislumbrar ese juego del ayer que hace grandes los partidos. Y de que los protagonistas del juego sean los delanteros y no los pegapelotazos que en los últimos tiempos han proliferado por doquier. Sigamos por este mismo sendero.

La jornada ha sido aleccionadora. En el Frontón Bizkaia se asistió a uno de esos duelos, intensos y muy vistosos, que vino a demostrar que la magia y el encanto surge de los guardianes de los cuadros delanteros. Se enfrentaron Olaizola II y Zabaleta contra Altuna III e Imaz, y se impuso por la mínima (22-21) la pareja navarra.

Jokin Altuna dio rienda suelta a su estética rematadora y dibujó unos lances adobados de ingenio. No mereció perder. En el tramo final del partido le falló su guardaespaldas, y Aimar, que sabe más que los ratones colorados, cargó el juego atrás y por ahí amasó buena parte de su victoria. Hubo tantos de gran calidad y los cuatro dieron un tratado de vergüenza torera.

En Tafalla colisionaron Elezkano II y Aretxabaleta contra Artola y Rezusta, líderes de la competición, y les costó mucho doblegar (22-19) a sus rivales. Partido eminentemente táctico. Los ganadores buscaron la mayoría de las veces los cuadros largos y por ahí encontraron la puerta para abrir el cartón 22. El de Zaratamo vendió cara su derrota.

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En Leitza el protagonista fue Benegoetxea VI. Junto a Martija se deshicieron (22-14) de Ezkurdia y Aranguren. El local hizo diabluras y puso la pelota en esos sitios que hacen vibrar al respetable. Las pelotas que se pusieron en juego, excelentes, beneficiaron a los ganadores y sirvieron para ponen en evidencia a los perdedores. Joseba Ezkurdia nunca se adaptó a ese tipo de pelotas.

Se cerró la jornada en Lekeitio con la noticia de la competición. Urrutikoetxea e Irribarria, que habían demabulado de derrota en derrota, lograron su primer tiunfo al superar con facilidad (22-13) a Peio Etxeberria y Albisu, que tuvo una tarde aciaga. Fue una máquina de tirar pelotas. Erró lo que no esta escrito en los manuales pelotísticos. El próximo fin de semana, más y mejor.

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