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Iker Larrazabal se destapa a lo grandeBruno Parcero
Martes, 15 de abril 2025, 00:39
La primera jornada de la liguilla de cuartos del del Manomanista deparó la primera gran sorpresa del campeonato con la derrota del vigente campeón, ... Jokin Altuna, a manos de Iker Larrazabal. El alavés accedió al torneo en su condición de ganador del mano a mano del Serie B del pasado año, y ya en la eliminatoria anterior fue capaz de apear a una de las referencias de la modalidad como es Joseba Ezkurdia.
Larrazabal demostró personalidad desde el inicio. Pese a que sólo se habían intercambiado veinticinco pelotazos en los primeros seis tantos, no se arrugó y confió en su juego, pero sobre todo en su derecha, poderosa y dañina, y en su saque. Tuvo muy claro su plan de partido, al contrario que Altuna, fresco y dinámico al principio, pero que fue entrando en una espiral que le hizo salirse del carril.
Quien más claro lo tuvo fue Koldo Iriarte, botillero de Larrazabal, que en el descanso del 13-16 miró a su pupilo a los ojos y le hizo ver la realidad: «Altuna larri dabil!». Y el de Amurrio ya no tuvo piedad y finiquitó el partido con un parcial de 1-6 que le abre las puertas de las semifinales y complica una barbaridad el futuro del de Amezketa en la competición. El de Amurrio dejó al campeón contra las cuerdas.
Larrazabal tuvo temple en un escenario complejo, en un Astelena en el que Altuna se desenvuelve como pez en el agua. Pero el alavés no estaba solo, le acompañó el bullicio de los numerosos amurriotarras presentes en las gradas del frontón eibarrés. También le espoleó su botillero en el descanso, antes de que encarrilara el triunfo. Koldo Iriarte le abrió los ojos: «¡Mira dónde estás. Aprovecha la oportunidad!», le dijo. Larrazabal salió a por todas. Hizo tres de sus seis últimos tantos con el saque, mientras Altuna mostró todas sus debilidades.
El campeón se queda prácticamente sin margen. La derrota del de Amezketa ante Larrazabal, sin ser definitiva, le deja en una situación delicada y convierten su compromiso del domingo en el Atano III ante el riojano Javier Zabala en su primera final. Antes, el viernes, Larrazabal buscará un paso de gigante en la liguilla ante el Darío en Labastida.
Que el campeón se estrene en el Manomanista con derrota no es algo tan inusual. Por de pronto, nadie ha repetido txapela desde que lo hiciera Aimar Olaizola en las ediciones de 2012 y 2013. Y desde aquel 2013, seis han sido los campeones que perdieron en su debut al año siguiente, algunos de los cuales cayeron eliminados a las primeras de cambio debido al sistema de competición, casos del propio Olaizola II (2014), Bengoetxea VI (2018), Altuna III (2019) e Irribarria (2020). Los otros cinco comenzaron ganando, pero ninguno de ellos revalidaría su txapela. No es sencillo permanecer en lo más alto.
Altuna llegó a este campeonato con una preparación mucho más exhaustiva y más descansado que en años anteriores debido a su prematura eliminación del Parejas. En los primeros tantos ante Larrazabal tuvo destellos del pelotari dominador en el mano a mano, pero poco a poco se fue diluyendo y problemas con su izquierda le terminaron condenando a una derrota que dejó al de Amezketa muy tocado.
Pero un repaso a sus resultados desde que cayera eliminado ante Laso (14-22) en las semifinales del Cuatro y Medio de 2024 revelan que el de Amezketa ha perdido más partidos de los que ha ganado. Tras aquella derrota ante Laso no disputó el partido por el tercer y cuarto puesto debido a una bursitis en su codo derecho, lo que le hizo llegar al Parejas sin más rodaje que los entrenamientos que pudo realizar en los días previos.
Aspe le emparejó con el joven Aitor Aranguren y la cosa no funcionó. El de Amezketa jugó trece de los catorce partidos del campeonato en los que logró cinco victorias y ocho derrotas, la última junto a Bikuña (4-22), sustituto de un Aranguren, quien había sido apartado días antes debido a su bajo nivel.
La solución de emergencia no resultó positiva y aquella durísima derrota en el Atano III que le eliminaba del Parejas, como el domingo, mostró al Altuna más autocrítico: «Es una pena perder así, dar esta imagen. Yo tenía el peso en la pareja, he fallado y es mi culpa, no la de Iñigo. La culpa es mía, he estado muy por debajo de mi nivel. No me da pena perder, sino dar esta imagen».
Tras aquel campeonato, Altuna sólo disputó dos partidos por parejas en carnavales y en el Beotibar para coger ritmo de cara al Manomanista. Perdió con Eskuza ante Jaka y Martija (22-14) y ganó en compañía de Gabirondo frente a Artola y Aranguren (22-6). Ese rodaje y el descanso le permitían, en teoría, llegar al mano a mano en una buena condición, pero perdió y volvió a aparecer el Altuna más autocrítico. «Iker ha sido más. Ha jugado más, le ha dado más, ha sacado más y ha terminado más», comentó. «Si durante todo el partido no le pegas bien con la izquierda, a este nivel, es difícil ganar un partido. He sido un desastre con la izquierda».
El balance desde aquella derrota en las semifinales del Cuatro y Medio es de once derrotas y seis victorias, impropio de un pelotari del nivel de Altuna, obligado ahora a recuperar su mejor versión para afrontar el domingo un partido a vida o muerte. La situación no es sencilla, pero tampoco irreversible y si alguien puede hacerlo es el propio Altuna. Ya lo demostró el pasado año.
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