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El frontón siempre fue más que un espacio para Fidel Barrio. Fue su hogar, el lugar donde se forjó su carácter y dejó una huella que hoy sus amigos y familiares recuerdan con admiración. Un recuerdo que este 1 de octubre se convertirá en un homenaje durante la fiestas de Zorroza, en un festival con dos partidos a las seis de la tarde. Este deportista, nacido en Pinilla de los Barruecos, un pequeño municipio de Burgos, encontró en Bilbao el escenario perfecto para vivir su pasión por la pelota. Su sobrino, Enrike Barrio, cuenta que su afición comenzó en los frontones del pueblo, donde ya su madre y sus tíos corrían detrás de pelotas de trapo o de tripa de cerdo.
A los 15 años, Fidel dejó su hogar rural para mudarse a Bilbao, donde ya vivían dos de sus hermanas. Era noviembre y la ciudad lo recibió con una lluvia que parecía no cesar. Tan abrumado estaba por el agua, que tuvo que pedir dinero para comprarse una gabardina.
Fidel nunca fue una figura destacada, pero su vida en torno a los frontones, sobre todo en Zorroza y La Esperanza, lo convirtió en un referente local. «Yo empecé a jugar por él», recuerda Enrike, quien también ha sido pelotari, siguiendo los pasos de su tío. «En los frontones me llamaban 'Barrio Segundo', en homenaje a él».
En Zorroza, donde Fidel trabajó durante 30 años en un taller de vulcanizados, era imposible caminar por el barrio sin cruzarse con alguien que no lo saludara. Siempre con una sonrisa, su carácter humilde y cercano le granjeó el cariño de sus vecinos. Nunca le faltó una palabra amable o un gesto generoso, ya fuera en el taller, en el bar o en las gradas del frontón: «Fidel era de esos que dejan un saludo allá donde van».
Su vida como pelotari se desarrolló mayormente en la categoría de segunda, donde jugó en clubes como el de Sestao, en torneos interprovinciales y festivales locales. Aunque no tuvo grandes títulos, lo que sí dejó fue una memoria indeleble entre quienes compartieron con él esos momentos. Enrike destaca la prodigiosa capacidad de su tío para recordar cada detalle de los pelotaris: sus nombres, sus pueblos, los partidos que jugaron y hasta las anécdotas más inverosímiles de cada encuentro. «Era como una enciclopedia de la pelota», dice su sobrino.
Ahora, tras su fallecimiento en diciembre de 2023, su sobrino y los amigos de toda la vida han decidido rendirle un homenaje en el frontón de Zorroza. Será un día especial, en el que se recordará no solo al pelotari que tantas veces cruzó las puertas de los frontones vizcaínos, sino al amigo y al vecino.
«Su vida fue la de un pelotari modesto, pero querido por todos. Era alguien que, aunque no destacara por su palmarés, siempre destacó por sus valores», comenta Enrike con orgullo. El homenaje reunirá a pelotaris de distintas generaciones, algunos más jóvenes que compartieron cancha con su sobrino, y otros veteranos que aún recuerdan las tardes en el frontón de La Esperanza o en las competiciones de Sestao. También se espera a un pelotari profesional de Baiko.
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