Olaizola II agradece las muestras de apoyo de los aficionados en su despedida de Bermeo. maika salguero

Goizueta despide hoy a su campeón

Aimar Olaizola cierra 23 años como profesional «orgulloso» de su carrera y de dejarlo en la élite, «que es tan importante como una txapela»

juan pablo martín

Viernes, 12 de noviembre 2021, 23:57

La pelota perderá hoy a uno de sus grandes referentes. Un pelotari que ha marcado una época. Aimar Olaizola cuelga el 'gerriko' el día que cumple 42 años con 1.320 partidos a sus espaldas en 23 temporadas. Dirá adiós en Goizueta, su localidad natal ... porque él lo ha querido así. Ante su gente. Los que le han apoyado a lo largo de toda su trayectoria desde que debutó en el frontón de Lekunberri en 1998. «Sentía que les debía algo». El frontón de la ikastola, porque es el de mayor capacidad en el municipio, se ha adecuado para la ocasión, aunque se quedará pequeño a todas luces. Las entradas son por invitación. Un «detalle» con el que el pelotari quiere agradecer «que siempre han estado ahí durante todos estos años. Es la ilusión que tenía desde hace tiempo y será realidad».

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De esta forma pondrá el navarro punto y final a una carrera jalonada de éxitos. 26 finales y 14 txapelas. Cuatro del Manomanista, tres del Parejas y siete en el Cuatro y Medio. «La distancia que más me ha gustado y en la que me he sentido más cómodo. La más exigente físicamente». Hasta hace un mes una parte de los títulos estaban en casa de su madre y otra en la suya, pero una sorpresa de su mujer y un seguidor de Ermua hizo que ahora todos estén expuestas en un mueble en su residencia de Hondarribia. «Lo importante ha sido ganarlas, pero a mi madre es a la que más ilusión le hacían. Sin embargo ella se ha quedado con todas las que gané desde los nueve años».

Todas son especiales porque tienen algo distinto. Pero si tuviera que quedarse con una, Olaizola II no duda. «La primera que gané del Manomanista contra Irujo, porque no esperaba conseguir una en esta modalidad y por cómo fue el partido. Conseguí darle la vuelta tras ir perdiendo 15-7». Y si tuviera que quedarse con un rival, el de Ibero es el elegido. «Su retirada fue una pena. Tuvo mala suerte por la enfermedad que le detectaron, pero son cosas que pasan y yo me siento un afortunado de terminar mi carrera como quería». El pique que había entre ambos en la cancha marcó a muchos aficionados e hizo mejores a ambos. Pero aquello ya es historia. «Ahora también hay grandes figuras, pero falta esa rivalidad sana», admite.

Ser el buque insignia de su empresa durante tantos años también ha supuesto acarrear una responsabilidad «que he sabido llevar bien. Si lo eres significa que estás arriba y me ha servido para dar todo lo que tenía todo el año para ser mejor. Porque además de los campeonatos había que jugar los torneos de verano y muchos compromisos». Lo que conllevaba hacer sacrificios. «Pero la pelota me estaba dando mucho y tenía que estar ahí», afirma.

«El hambre por ganar no se pierde nunca. Es algo innato en un deportista. Quiero llevarme hasta el último encuentro»

Sin cabos sueltos

Resumir sus dos décadas de profesional no le resulta nada sencillo. Está «orgulloso» de la carrera que ha podido completar. «El cuerpo me ha aguantado. Me he cuidado mucho y he hecho las cosas como había que hacerlas». Maniático en muchas de las facetas que rodean a este deporte, el de Goizueta ha tratado de no dejar cabos sueltos para estar lo mejor posible. «Terminar jugando arriba es tan importante como una txapela», aplaude.

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La pelota ha sido su pasión y se siente «un privilegiado» de poder «vivir de lo que me gusta, viendo cómo están las cosas hoy en día». Y a pesar de que ya no está como en sus mejores años reconoce que el hambre por ganar «no se pierde nunca». «Si lo haces es mala señal. Eso es algo innato en un deportista. Quiero llevarme hasta el último partido.»

Hoy lo disputará ante los suyos, en un frontón abarrotado donde seguro que le espera más de una sorpresa. «Será emocionante y bonito», admite. No ha preparado discurso alguno porque es una persona más bien reservada a la que le cuesta mostrar sus sentimientos. En las nueve despedidas que ya ha tenido hasta el momento se ha sentido «muy querido» y está muy agradecido por la respuesta de público que han tenido. «He dado todo lo que tenía a la pelota», concluye.

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