Ezkurdia: «Esta txapela es la que más me llena por la dificultad que ha entrañado»

– ¿La celebración fue a la altura de la final?

– La txapela lo merecía. Fue muy sufrida. Tuvimos una buena cena en la sociedad y una buena juerga en el frontón del polideportivo hasta que nos echaron.

– ¿Cómo tiene el cuerpo?

–Mal. Me duele todo. Estoy cansado de la tensión que tuvo el partido. Pero le daremos la vuelta. Esta semana trataré de coger el tono para el fin de semana y trataré de empezar bien el Parejas.

– ¿Fue uno de los partidos más duros de su carrera?

– Sí. Mental y físicamente me exigí mucho. Cada tanto, cada pelotazo.

– Protagonizaron la final con más pelotazos de la historia.

– Cuando estaba jugando no tuve esa percepción. Sabía que el partido era duro y tenía ritmo, pero no tanto. Estoy contento de ser partícipe de una final así.

– Queda para el recuerdo por su calidad. ¿Lo vivió así?

– La sensación fue de que era buena, pero que nos estábamos dando vida por los errores cometidos. No la he visto todavía, pero me han dicho que tampoco fallamos tanto.

– Fue superior físicamente, pero no consiguió romper el choque.

– Es difícil contra un rival como Altuna III. Aunque no juegue al 100% siempre tiene recursos para hacer el tanto. Físicamente yo estaba más entero porque en la primera parte de la contienda cogí más el centro de la cancha y él tuvo que moverse para defender, y eso le pudo pasar factura.

– El duelo supuso un derroche importante. ¿Se llevó la txapela por su fortaleza mental?

– Sin duda. De cabeza fue muy exigente. Sabía que el frontón Bizkaia para él era mejor y eso hizo que estuviera más concentrado cada tanto. No quería salirme en ningún momento del encuentro. Al final, con el 16-19, poca gente pensaba que le podía dar la vuelta, pero confié, aguanté bien la presión, tuve sensaciones de que podía lograrlo y arriesgué más.

– En el 21-20 la chapa le privó de la victoria. ¿Cómo se gestiona un momento así?

– Primero con rabia. Luego me senté en la silla y me convencí de que si restaba bien tendría opciones. Lo hice y peleé cada pelotazo.

– Hace pocos años es muy probable que no lo hubiera conseguido.

– Ahora confío mucho más en mis posibilidades. He trabajado eso mucho. Sé que si tengo la cabeza limpia y desaparecen los fantasmas puedo competir y estar arriba. Creo en mi manera de jugar. Me ha costado aprender y muchas veces lo he hecho a base de golpes. El domingo supe controlar bien esa tensión.

– ¿Qué le dijo a Altuna III en el vestuario tras acabar el partido?

– Que también se merecía la txapela. Es un gran pelotari y una gran persona. Humilde, hace lo suyo muy bien y siempre sabe estar donde tiene que estar.

– ¿Se dio cuenta en algún momento que tenía la derecha tocada?

– No. Estaba a lo mío. Luego sí que le vi la mano en el vestuario y la tenía mal.

– ¿Esta txapela cicatriza la herida del Manomanista?

– Acabar el año así es algo muy bonito. Soy un privilegiado porque he disputado las dos finales de los torneos individuales. Tengo la espinita de no rendir bien en la anterior, pero tampoco le ha dado muchas vueltas.

– Pero títulos como este permiten mantener la motivación para seguir adelante.

– Sin duda. Las txapelas dan energía y ganas. Pasas las semanas con otra alegría. Siempre ayuda para creer en el trabajo que hacemos y seguir haciendo las cosas lo mejor posible.

– Dan más hambre.

– Me siento con ganas de seguir en la pelea. Estoy en uno de los mejores momentos de mi carrera. Disfruto con la pelota y quiero seguir igual para conseguir más. Son una motivación.

– ¿Qué tiene esta txapela de diferente con respecto a las dos anteriores del Cuatro y Medio?

– Ha sido la más dura. El campeonato me ha exigido mucho mentalmente. En los anteriores todo fue más rodado. Esta vez empezó mal, me entraron algunas dudas, pero me mentalicé y conseguí darle la vuelta a la situación. Es la que más me llena por la dificultad que ha entrañado.