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Juan Pablo Martín
Lunes, 25 de marzo 2019, 01:15
Elezkano II y Rezusta volverán a jugar la final del Parejas. Será la segunda para el vizcaíno y la cuarta para su compañero. Sacaron el billete para el choque cumbre con absoluta solvencia. Altuna III y Martija tuvieron que rendirse a la evidencia y deberán esperar otra oportunidad. A pesar de que muchos veían el choque colorado por la actuación de menos a más del de Amezketa y su zaguero, los que vistieron de azul sacaron a relucir su versión más contundente para ratificar la buena actuación que han tenido a lo largo de todo el campeonato. El golpe de Rezusta recuperó el brillo y el acierto y la lectura del partido de Elezkano II hizo el resto. El de Zaratamo y el de Bergara escribieron sobre la cancha lo que habían hablado, y dejaron mudos a una buena parte de la afición que llenó las gradas del frontón Atano III de San Sebastián.
La cancha era buena para atacar y fueron ellos los que lo hicieron la mayoría de las ocasiones. Rezusta se puso el mono de trabajo y engrasó bien su zurda desde los primeros compases pata hacerse dueño y señor de su parcela. Abrió muchos huecos y el vizcaíno encontró el sitio para poner la pelota lejos del alcance de sus rivales.
Altuna III y Martija se encontraron con un tsunami que no consiguieron parar. El delantero de Amezketa quedó desactivado y poco pudo enredar en los cuadros alegres, mientras que el zaguero de Etxeberri esta vez no pudo sujetar el choque como en otras ocasiones. A pesar de que llegaban con buenas sensaciones, sus rivales tuvieron tan atado el choque que no les dieron oportunidad alguna.
La cátedra no lo tuvo claro al inicio. Se cantó dinero a la par, pero desde los compases iniciales solo hubo un color en la cancha. El azul empañó todo lo demás.
Elezkano II y Rezusta se fabricaron un parcial de 6-0 para empezar con el que mostraron sus intenciones. El zaguero comenzó contundente y el delantero valiente. Colocó la pelota siempre con intención y a Altuna III no lo quedó otro remedio que moverse a la música que él marcaba, generalmente en defensa.
Pero los colorados no bajaron los brazos conscientes de que todavía quedaba mucho partido por jugar y podían voltear la situación. Un par de errores de los azules y el primer tanto de remate del delantero les hizo albergar alguna esperanza al recortar la diferencia, pero no les dejaron que entraran en el encuentro.
El tiempo de descanso que pidieron tras el 4-9 fue sintomático porque no encontraban la fórmula para deshacerse del dominio de sus rivales, pero tampoco les sirvió de mucho. Fue a partir de entonces cuando llegó el despegue definitivo del vizcaíno y el de Bergara, que mandó la pelota al rebote en el siguiente tanto. Altuna decidió arriesgar. No le quedaba otra. Pero sus dos siguientes acciones no encontraron el destino deseado y terminaron bajo chapa. Sus rostro lo dijo todo. Los azules consiguieron mantener la diferencia porque presentaron muy pocas fisuras. Y tras el 7-13 en el luminoso, Elezkano II puso la directa para estar dentro de un par de semanas en el frontón Bizkaia.
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