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juan pablo martín
Viernes, 5 de febrero 2021, 00:56
El año pasado acabó de forma brillante para Julen Martija. A principios de diciembre se hizo con su primera txapela del Parejas después de que la pandemia y la huelga de pelotaris de Baiko lo retrasara todo. Fue uno de los mejores momentos de su ... carrera, pero las secuelas llegaron más tarde. A principios de año comenzó otra vez el torneo y el navarro no es el de entonces. «Las semanas después de la final terminé cansado y agarrotado por la tensión vivida, y me costó recuperar y coger juego», admite. En las tres primeras jornadas del campeonato solo consiguió un triunfo por la mínima, y en la cuarta tuvo que parar por un mal de manos. Era la primera vez que lo hacía en los casi cinco años que lleva como profesional. Estuvo parado una semana y regresó el domingo pasado en el Bizkaia para encajar una contundente derrota en la que poco pudo hacer. «Fue un palo, pensaba que llegaba bien pero en el partido me entraron el miedo y las dudas. No estaba nada cómodo. Me puse un poco de taco más por si acaso y la pelota no me entraba del todo bien en la mano», asume.
La cuesta de enero ha sido larga, pero toca olvidar rápido y darle la vuelta porque su situación en la clasificación indica que el margen de error cada vez es menor a falta de dos jornadas para la conclusión de la primera vuelta. El de Etxeberri está en ello. Esta semana ha vuelto a cambiar sus protecciones con el objetivo de entrenar «a gusto» y lo ha conseguido. «Tengo que ir sin miedo y no pensar en la mano, porque si lo hago, al final es peor», añade. Necesita acostumbrarse a sobrellevar este tipo de contratiempos tan habituales en este deporte. Está en ello. «Hace unas semanas era campeón y ahora toca sufrir. Muchas veces pasan estas cosas y está claro que no te puedes confiar porque todos los rivales juegan mucho y, si no estás al 100%, te pasan por encima», destaca.
Trabajar. Esa es la solución a sus actuales problemas. No conoce otra. Martija precisa volver a sentirse cómodo para ser un zaguero que pierde muy poca pelota, la arrima bien, y que es capaz de hacer daño si se la dejan a placer. «Las sensaciones vuelven entrenando. Esto te permite ir tranquilo a los partidos», señala. Esta semana lo ha hecho en compañía de su compañero Jaka y ha quedado satisfecho. El lunes tendrá otra prueba de fuego contra Bengoetxea VI y Aranguren en el frontón de Zeanuri.
En los cuadros largos se medirá a un rival «que no es un pegador como Zabaleta o Rezusta, pero cada partido es un mundo y el frontón también cambia», señala. En el de la localidad vizcaína no ha jugado nunca. «Necesito entrar al choque concentrado y hacer las cosas bien desde el principio. El punto es muy importante porque el margen de error que tenemos es poco y hay que hacer algo cuanto antes para ir hacia arriba», concluye.
Los cuatro pelotaris que se dieron cita ayer en la elección de material de Zeanuri coincidieron con las declaraciones realizadas por sus compañeros el día anterior. «El material se gasta muy rápido», señalaron. «No sabemos si es el cuero o qué es, pero en cuatro o cinco tantos un poco largos la pelota cambia. Puede que se vuelva más lenta o que coja bote. Es algo de ahora porque en el mano a mano y en el Cuatro y Medio no tenía esa sensación, pero entre todos seguro que buscamos una solución», apuntó Jaka. Bengoetxea VI reconoció que «a priori suelen ser bonitas, pero luego en los partidos se gastan rápido y cambian. Ahora se quedan bastante y bajan mucho», manifestó.
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