
juan pablo martín
Miércoles, 1 de septiembre 2021, 00:38
El pasado 31 de enero jugó su último partido. Poco después decidió parar. Su rodilla derecha pedía auxilio y los dolores que arrastraba eran un quebradero de cabeza. El viernes en Gautegiz-Arteaga Iker Irribarria (Arama, 1996 ) volverá a vestirse de blanco en un frontón. Entre medias ha quedado una operación de rótula y seis meses de recuperación marcando los tiempos y con la tranquilidad «de que las decisiones que tomé fueron las acertadas».
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De hecho, pasar por el quirófano «era casi la única solución» para eliminar las molestias que el delantero arrastraba desde hacía tiempo. «Cuando empezaba a preparar algún torneo el cuerpo iba un ritmo y la rodilla no le seguía. Los últimos meses antes de la intervención fueron bastante duros». La decisión también fue sencilla porque en el caso de no operar, la lesión podía tener consecuencias una vez que dejara la pelota y afectarle a su vida diaria, «por lo que el daño podía haber sido mayor. Era mejor hacerlo ahora a pesar de tener que estar tanto tiempo parado».
El guipuzcoano desconoce el origen de la afección que sufrió en su rotula. «Es complicado de saber». Podía ser de los golpes a los que la sometió en los entrenamientos y partidos disputados, «incluso de nacimiento». Tampoco es algo que le quitara el sueño. «Lo cierto es que estaba sufriendo bastante».
Le ha costado, pero Irribarria está de vuelta. «Llego reforzado, porque durante este tiempo he trabajado muchas cosas tanto en el aspecto físico como en el psicológico». Es cierto que se le ha hecho largo, porque para un pelotari resulta complicado ver cómo sus compañeros «juegan y mejoran» a lo largo de las semanas, «y tú tienes que estar parado. Pero también he podido hacer otras cosas que cuando estás jugando a pelota no puedes por falta de tiempo». No ha estado parado. Además de las sesiones de rehabilitación pertinentes, el delantero ha terminado unas prácticas de sus estudios que tenía pendientes. «Es cierto que siempre te comes un poco la cabeza, pero también he aprendido a tomarme las cosas con mayor tranquilidad. A ver si vemos los frutos».
La gente de su entorno le ha ayudado a sobrellevar su situación y espera haber mejorado «algunos aspectos con respecto al pelotari que era antes». Trabajo ha puesto a destajo. Antes y ahora. Lleva desde hace algunas semanas ejercitándose con sus compañeros y ha constatado que la lesión está olvidada. «La rodilla ha respondido. Estoy a gusto. No tengo dolor y poco a poco he ganado en confianza, aunque soy consciente de que tengo que seguir cuidándola». Después de tanto tiempo parado las manos también le han dado algo de trabajo para volver a acostumbrarlas, pero bastante menos.
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El objetivo que se ha marcado a corto plazo será ver cómo responde al ritmo de los partidos porque el de los entrenamientos sabe que no es igual. «Ahora hay que ir poco a poco para ver dónde está el límite». Tiene tiempo y tendrá oportunidades para hacerlo de cara a octubre cuando llegue el primer torneo oficial del Cuatro y Medio. «Para entonces me gustaría estar al 100% y hacerlo bien».
Dentro de un par de días saltará a la cancha vizcaína junto a Rezusta para medirse a Bengoetxea VI e Imaz. Será un partido «exigente» para empezar, pero espera salir con confianza «porque los nervios y la tensión van a estar ahí».
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