Altuna regresa al frontón donde creció

«Es un frontón muy querido para mí. Es en Gipuzkoa, cerca de casa y suele ir mucha gente. Además el frontón es muy bueno y bonito. He tenido de todo, partidos grandes del Cuatro y Medio, una final de Segunda, partidos muy importantes de Primera, por parejas, mano a mano... En cada edición he jugado en el Atano III por lo menos uno o dos partidos. Se ha suspendido los dos últimos veranos, pero también era muy bonito el Torneo Ciudad de San Sebastián».

El campeón manomanista explica que «la empresa me ha programado mucho ahí y la gente también responde bien. Jugué contra Artola una final de Segunda, con esa cercanía entre Alegia y Amezketa, muy jóvenes, y hubo mucho ambiente. Hace dos años no jugué ningún partido y lo eché de menos».

Dice que no puede quedarse solo con un partido. «Más de uno. Recuerdo varios del Cuatro y Medio contra Aimar Olaizola, uno de semifinales, y dos muy importantes mano a mano contra Urrutikoetxea y Ezkurdia. También otros dos contra Rezusta e Irribarria, que perdí. Cuando eres joven te marca mucho y aprendes. También he jugado en Donostia partidos importantes del Parejas. Gané una final del Ciudad de San Sebastián pero tengo mejor recuerdo de otra que perdí, con Merino contra Irujo y Barriola. Fue un partido casi perfecto». A la hora de citar momentos, habla de algunas derrotas. «También es especial para mí, porque recuerdo que mi carrera ha ido poco a poco. Hay partidos que te marcan, como el primero que le gané a Aimar Olaizola en el Cuatro y Medio, cuando él era el mayor especialista. Le gané más de una vez y eso te da fuerza. El día que perdí con Rezusta, esa año ya estaba jugando bien mano a mano, pero vi que defensivamente me faltaba fuerza, que necesitaba mejorar ahí. Luego, cuando le gané a 'Urruti' en el Atano acabé ganando la txapela».

«Dos años más tarde -recuerda- perdí con Irribarria, pero ha habido años en que he salido campeón jugando menos que aquel día. Para mí, aquel es el mejor partido mano a mano de los últimos años. Iker fue campeón, pero yo cogí moral. Cuando empecé, se decía que no iba a poder jugar mano a mano, y yo también lo veía así, pero aquel partido contra Iker demostró que si yo salía campeón no era por casualidad».

La prodigiosa memoria de Altuna no se detiene. «Los dos últimos partidos en el Atano han sido contra Ezkurdia y Laso. Contra Joseba, en los cuartos de final del manomanista, un partido muy, muy importante. ¿Una final anticipada? Sabíamos que el ganador tendría muchas opciones de conseguir la txapela y así fue. Le gané en un partido muy difícil, que se jugó a puerta cerrada. Lo de Unai en verano fue muy bonito, porque el público volvía al frontón y hubo mucho ambiente. Fue más de fiesta, con menos tensión. Los dos hicimos un gran partido».

El domingo regresa al Atano para «un partido muy difícil, contra unos rivales peligrosos. pero nosotros, a lo nuestro». Y el público, a disfrutar. Una vez más.