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Juan Pablo Martín
Domingo, 4 de junio 2023, 20:34
Delirio en el frontón Bizkaia. Los cimientos de la cancha de Miribilla retumbaron cuando Aitor Elordi levantó los brazos en señal de victoria tras conseguir la txapela más grande. El aspirante pudo con el primer espada. Hizo añicos los pronósticos con un juego muy sólido ... que desarboló a Altuna III. Las finales hay que jugarlas. Nada de lo ocurrido hasta entonces vale para nada. Quedó demostrado este domingo. Hay que jugar ese día y a esa hora. Dominar los fantasmas y gestionar el partido, y en ese aspecto el vizcaíno también fue superior. El de Mallabia fue campeón en todo. Era la única forma de tumbar la resistencia de un rival como el guipuzcoano al que sus propias carencias terminaron por derribarle.
Elordi es vencedor del Manomanista y de la temporada. Ratificó su dominio en una demostración de que es capaz de conseguir el más difícil todavía. El portazo fue de armas tomar y ha tocado el cielo en tiempo récord. Había llegado para quedarse tras la demostración realizada en el Cuatro y Medio y el Parejas, y puso la guinda con muchos argumentos en el torneo que le hace entrar en la historia.
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Julen Ensunza
La txapela más preciada vuelve a Bizkaia ocho años después y lo hace de la mano de un delantero que se ha tenido que curtir en mil batallas para alcanzar la cumbre. Y llega igual cuando la consiguió Urrutikoetxea, su antecesor. De forma inesperada, pero como un premio al esfuerzo y las constancia. Con la cosechada por el Mallabia ya son once. A sus 27 años, Elordi la consiguió manteniendo las virtudes que tan buenos resultados le han dado en los nueve meses que lleva subido en la ola y sin renunciar a nada. Creyó en sus posibilidades desde el primer pelotazo, demostró que su capacidad de sufrimiento y concentración a estas alturas de la temporada siguen intactas y su valentía hizo el resto. Todo, aderezado con un completo repertorio con el que fue capaz de meter en un laberinto a su rival, y apagar la magia de Altuna III.
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El golpe recibido le va a costar digerirlo al de Amezketa. Por que la experiencia que atesora en este tipo de enfrentamientos le valió para aguantar pero no fue suficiente. No estuvo a gusto en la mayor parte de la contienda. No hizo daño con su zurda, tampoco pudo dominar la situación como acostumbra y, esta vez, en el momento clave no tuvo la fuerza mental de otras ocasiones y lo pagó. Fue el peor final para él. Después de poner al límite su capacidad de resistencia por la entereza de su rival, fueron sus errores los que le condenaron.
El desparpajo del vizcaíno tuvo mucha culpa en que el colorado no pudiera controlar la situación. Había aprendido del anterior enfrentamiento y no trajo nada concreto preparado para tratar de domar la situación. Jugó por instinto. Buscó la sorpresa con el saque, volvió a rentabilizar su derecha cuando tuvo oportunidad.
Agarrado al choque
Su volea volvió a resultar clave tanto para salir de aprietos como para pasar al ataque y, a pesar de ir a rebufo contra un rival de este calibre durante muchos minutos, mantuvo la compostura y evitó que una tacada le pudiera hacer daño.
Desde los primeros compases ninguno fue capaz de aprovechar su jugada inicial para conseguir un tanteador que les quitara de encima la gran presión existente. Altuna III optó por retrasar el juego e hizo recular a Elordi, que estuvo incómodo pero más certero en el remate. A nada que su rival se escapó un par de tantos en el luminoso, paró el partido para tratar de que no se creciera. Tuvo que remontar y lo consiguió a base de insistir. Le costó. Se acercó hasta en tres ocasiones a un tanto pero el de Amezketa siempre encontró la formula para aguantar. Por la calidad que atesora y tras estar muy fino a la hora de rematar.
Fue tras el 14-11 cuando comenzó a edificar su victoria tras una contradejada en la punta que fue un mensaje claro de que estaba muy vivo. Fue el momento en el que dio otro paso al frente para poner un mayor ritmo y mostrarse más ambicioso en el remate. Con siete tantos consecutivos alcanzó el segundo descanso obligatorio por delante (14-18). Estaba en una situación parecida a la de hace cerca de un mes en Eibar, pero esta vez se encargó de escribir el final de otra manera. A pesar de las dificultades Altuna III se resistió como era de esperar, pero falló en el peor momento. La dejada que se le fue abajo en el 16-19 le hizo mucho daño. Elordi mantuvo la compostura. Cabeza fría y corazón caliente. Estaba en su mano y esta vez no se escapó.
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