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«Start your engines». ¡Por fin! Sólo han pasado un par de meses reinando el silencio en los circuitos de velocidad del planeta y los quemados de las cuatro y dos ruedas enfilan la senda de la locura. Mañana sonará a gloria esa orden porque, efectivamente, 40 pilotos encenderán sus motores y serán los que retomen la actividad, pisando lo que les dé el coche o su valentía. Sucederá en Estados Unidos, país que trata por todos los medios de reactivar sus negocios deportivos y con ellos las audiencias televisivas. Si la pasada semana abría la veda la UFC llevando las artes marciales mixtas a Florida, donde también se dio la salida a las carreras de caballos que ayer llegaron a California (sin público en Santa Anita Park pero generando 11,2 millones de dólares con diez carreras), el olor a aceite quemado invadirá la localidad de Darlington, en Carolina del Sur.
Vuelve la NASCAR. Sin público, claro, pero reconfortada al reactivar el contrato televisivo que mantiene para estos eventos con la cadena FOX. Ha programado siete carreras en once días entre este circuito y el de Charlotte, a 150 kilómetros. Una ubicación idónea para minimizar traslados ya que en esa zona tienen sus sedes la mayor parte de los principales equipos de esta modalidad estadounidense. El CEO de la asociación, Steve Phelps, no esconde la intención de «ser los primeros en volver entre los deportes con un importante impacto televisivo». Olvida decir que su vida empresarial depende de ello. Esta categoría vivió su década de oro entre 1995 y 2005, una auténtica fiebre que recorría el país y poblaba los circuitos al punto de que sus ingresos dependían en un porcentaje abrumador de la venta de entradas, consumo en las instalaciones y merchandising.
La salud como estandarte, por supuesto. Y también el deseo de «hacer las cosas bien para que nuestra industria sea un referente para el resto del país a la hora de volver a la actividad». Para que el factor emotivo no se eche en falta, el evento de este domingo ha sido dedicado a quienes combaten la pandemia del coronavirus en primera línea. 'The Real Heroes' figura en la convocatoria del Darlington Raceway, trazado al que también le va mucho en el intento. En la actualidad los beneficios resultantes del campeonato se reparten entre los equipos (65 por ciento), los circuitos (25) y la propia NASCAR (10).
Habrá notables diferencias respecto a la última carrera celebrada dos meses atrás. Las gradas estarán vacías, ni un alma en sus 47.000 asientos. El personal en pista por equipos se reducirá a 16 personas, un tercio del personal habitual. Todos, salvo los conductores, deberán portar guantes y mascarillas y les será tomada la temperatura cada vez que accedan al interior del garaje. El piloto será quien no deba hacer nada extraordinario ya que su equipación (guantes, calcetines, mono ignífugo, guantes, protector de cabeza) está plagada de elementos en sí de protección.
El programa no contará con tandas de calificación. Será la organización la que ordene a los 40 participantes en la salida lanzada tras el 'pace car'. Hay tres marcas, Ford, Chevrolet y Honda, involucradas en el certamen, en cuya cabeza mantienen un apretadísimo pulso en las Cup Series Harvick (con cuatro Top10) y Logano, que ha firmado dos victorias. Además de esta categoría la NASCAR incluye los calendarios Xfinity y Gander RV, reservada a modelos pick-up. La Indy aún deberá aguardar a su reanudación el 8 de junio en Texas, y la IMSA (sport prototipos) no volverá hasta el 4 de julio en Daytona.
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