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Jesús Gutiérrez
Lunes, 15 de mayo 2023, 17:39
El terremoto que vivió el paddock de MotoGP a finales de 2015 marcó un antes y un después en el campeonato. No solo chocaron (literalmente) los dos pilotos con mayor palmarés en el motociclismo moderno, es que Valentino Rossi y Marc Márquez eran (son) los ... pilotos más carismáticos y mediáticos del campeonato, y los que más aficionados movían en las gradas y en las redes. Aquella tremenda sacudida tuvo réplicas posteriores que se repitieron con mayor o menor intensidad y de manera recurrente hasta la retirada del mito italiano a finales de 2021.
El Mundial de MotoGP ya había vivido otros enfrentamientos de postín como los que protagonizó en su día el propio Rossi con Sete Gibernau o con Jorge Lorenzo, o el del piloto balear con Dani Pedrosa que requirió la intermediación Real de Juan Carlos I en el circuito de Jerez. Por no irse mucho más atrás y recordar aquellas batallas entre Doohan y Crivillé o las de Sito Pons y Joan Garriga en los años ochenta, que dividieron a los aficionados españoles que empezaban a seguir las motos por televisión entre 'ponsistas' y 'garriguistas'.
La rivalidad Rossi-Márquez no fue la primera ni mucho menos, pero sí la más mediática y dejó un poso tan amargo durante tanto tiempo que puede que campeonato necesitara ese ambiente de camaradería que se había instalado en el paddock desde entonces. El título de 2022 que se disputaron Bagnaia, Quartararo y Aleix Espargaró fue un fiel reflejo de esa atmosfera de 'buenrollismo' entre rivales que se están jugando un Mundial. Y que no tenía nada de artificial, porque realmente se llevaban bien entre ellos, pero que en el deporte de alta competición es muy difícil de ver.
Ya se habló mucho de este tema el año pasado y entonces Marc Márquez, que veía los toros desde la barrera, sentenció: «el 'buenrollismo' que hay ahora es porque no ha habido un cuerpo a cuerpo real entre ellos, cuando lo haya veremos si se llevan tan bien». Y esto es lo que ya pasando en 2023.
El Mundial de MotoGP ha cambiado esta temporada. Se ha introducido un nuevo programa donde los entrenamientos libres son clasificaciones y se celebran dos carreras por evento, lo que provoca que haya mucha más tensión porque cada sesión cuenta. El número de caídas ha aumentado de manera exponencial, también el número de lesiones, de toques y de polémicas.
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El pasado fin de semana en Le Mans, el campeón del mundo Pecco Bagnaia y Maverick Viñales acababan a empujones en la grava después de que ambos impactaran en una curva y terminaran por los suelos en la carrera del domingo. Aunque minutos después sellaron la paz con un apretón de manos, en las declaraciones posteriores ante los medios todavía se palpaba la tensión: «Le he pasado demasiado limpio. Quizá debería haberle tocado y haberle echado fuera, que es como se adelanta ahora», declaraba el piloto español, mientras que el italiano apuntaba en dirección contraria: «Él podría haber estado más atento al volver a la trayectoria, en vez de actuar como si no estuviera allí». Ambos pilotos fueron a declarar después ante los comisarios que no vieron nada punible en el incidente.
En esa misma carrera sí que sancionaron a Álex Márquez con tres posiciones en la parrilla del próximo gran premio por «ser demasiado ambicioso» y sacar de la trazada al sudafricano Binder en la salida. Aleix Espargaró, que también se vio afectado por la maniobra, no se cortó después ante el micrófono: «Una vez más el mismo piloto de siempre ha hecho un 'strike' en la curva 3, un dominó, y nos hemos salido fuera». No nombraba al piloto de Cervera pero estaba implícito en su declaración.
Este año el aumento de la tensión en el paddock está siendo palpable. Y no ayudan las polémicas decisiones del Panel de Comisarios que dirige el excampeón de dos títulos en 500 cc Freddie Spencer. Desde la rocambolesca sanción a Márquez en Portimao y pasando por el criterio a la hora de penalizar en pista acciones a priori similares. Nadie parece estar contento con la situación actual, que ya ha provocado dos reuniones entre los pilotos y Dirección de Carrera en solo cinco grandes premios disputados.
Hay toques en la pista y roces fuera de ella. Ya en la primera carrera del año en Portugal, Jorge Martín no se cortó después de que Marc Márquez le tirase en carrera: «No es la primera vez que me tira, y no solo a mí, también a muchos pilotos. Lo de pedir perdón al box y a la grada ya no funciona. Le tienen que sancionar». Después de perderse cuatro carreras y de que el propio Martín tirase en Austin a su hermano Álex, Marc Márquez respondía indirectamente al madrileño el pasado jueves en la presentación del GP de Francia: «Nadie puede hablar demasiado, porque si tiras mierda sobre otro piloto en la siguiente carrera te puede pasar a ti».
Analizando números, el modelo 'buenrollista' tampoco caló entre el público. Las gradas se vaciaron en los circuitos en 2022 y las audiencias en televisión se desplomaron. Este año, la carrera de Le Mans batió el récord de asistencia a un circuito en MotoGP (más de 278.000 aficionados durante el fin de semana) y el interés por el campeonato parece que vuelve a repuntar. Las rivalidades son parte del deporte y el campeonato del mundo de motociclismo siempre ha convivido con ellas. Provocan tensiones y alguna polémica, pero generan interés y filiación ya que obligan a posicionarse a un lado u otro.
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