Cinco sprinters buscan reinar en el renovado Mundial de MotoGP

La temporada más larga de la historia del campeonato del mundo de motociclismo echa a rodar este fin de semana en el circuito de Portimao (Portugal). Por delante, 21 grandes premios programados entre los meses de marzo y noviembre, y 42 carreras en la clase reina. La introducción de las 'sprint races' de los sábados, carreras cortas con la mitad de vueltas y que reparten la mitad de los puntos, será la principal novedad del año y obligará a los pilotos a adaptarse en el aspecto físico y mental, con dos picos de máximo rendimiento por evento.

La pretemporada no ha hecho más que ratificar el dominio de Ducati, que contará con al menos dos balas (sino más) en la recámara: el campeón y favorito Pecco Bagnaia, y su nuevo compañero, el irreverente Enea Bastianini. Durante el invierno, solo Aprilia con Aleix Espargaró al frente les ha podido hacer frente, aunque el chispazo final de Fabio Quartararo y su Yamaha el último día de test vuelve a situar al francés como un rival a tener muy en cuenta. Mientras que la otrora dominante Honda se agarra a la figura de Marc Márquez, que ya está físicamente recuperado de su lesión en el brazo y al que nadie se atreve a descartar en la batalla por el título de MotoGP.

El actual capo de la competición parte como el máximo favorito en todas las quinielas por el título. Ducati llevaba años teniendo una moto velocísima, pero faltaba el piloto que supiera explotar todo su potencial. El tándem italiano funciona a las mil maravillas. Bagnaia ha ganado más carreras que nadie en los dos años que ha vestido los colores oficiales de la marca, siendo subcampeón el primero y campeón el segundo, lo que le permite portar el número 1 en su carenado, que le distingue como el actual rey del motociclismo. Ducati ha arrasado en pretemporada, liderando cada una de las seis jornadas de test, lo que demuestra que la nueva moto es tan efectiva o más que la del año pasado; y ahora sí que tiene un piloto con galones en su alineación, por lo que todo lo que no sea ver a Bagnaia en la parte alta de la tabla desde el inicio del año será una sorpresa.

Pocos dudan de que es el piloto con más talento de la nueva camada que llegó a la clase reina hace ahora un lustro (comparte generación de rookies con Bagnaia y Mir, entre otros), para discutir el cetro del motociclismo a Marc Márquez. El francés ya sabe lo que es ser campeón de MotoGP y ha demostrado que no necesita tener la mejor moto para ganar, algo que está al alcance de muy pocos. Pero también se ha mostrado en ocasiones débil mentalmente, superado por las circunstancias y cometiendo errores en momentos claves. El año pasado, sin ir más lejos, se dejó remontar 91 puntos frente a Bagnaia. Yamaha tampoco se lo puso fácil, siendo la moto más lenta en recta de la parrilla. Quartararo solo le pidió una cosa a su marca, más potencia, y por lo visto en pretemporada los japoneses se lo han concedido. El paso adelante dado por Yamaha, junto con la aptitud del galo, le sitúan como el principal candidato de la oposición.

El más veterano de la rejuvenecida parrilla de la clase reina (cumplirá 34 años en el mes de julio) estrena un estatus que no había tenido en sus dieciocho temporadas como piloto mundialista: el de aspirante al título de MotoGP. Después sorprender a propios y extraños en 2022, disputando el campeonato hasta la penúltima carrera, ahora sí que se le considera un candidato como el que más. Su crecimiento en los últimos años ha ido de la mano del de Aprilia, una marca que ya se sienta en la misma mesa que las mejores fábricas de MotoGP. De hecho, con los resultados de los test de pretemporada en la mano, sería la segunda moto solo por detrás de la Ducati. Un contratiempo de última hora para (Aleix pasó por el quirófano para operarse de fibrosis en su brazo derecho a dos semanas del inicio del mundial) plantea incógnitas sobre su estado físico en la primera carrera del año, pero no le resta un ápice de favoritismo en el inicio más ilusionante del mayor de los Espargaró.

Marc Márquez está de vuelta. Al menos en el aspecto físico, ya que por primera vez en mucho tiempo no arrancará el año condicionado por las lesiones. Hasta ahí, las buenas noticias para el catalán. Y es que Honda sigue perdida e incapaz de encontrar el rumbo para volver a ser la moto de referencia en la categoría. De hecho, y a tenor por lo visto durante la pretemporada, sería la última de las cinco fábricas presentes en MotoGP. Ya no es suficiente con tener al mejor piloto de la parrilla, porque la distancia con respecto a Ducati es tan alta que ni al mejor Márquez le da con poner el resto. Pero el año es muy largo y lo bueno de partir desde una posición tan retrasada es que el margen de mejora es superior. A eso se agarran en Honda y a que el piloto de Cervera vuelva a marcar diferencias como acostumbra. Con 30 años recién cumplidos, y a pesar de todo lo pasado, Márquez está en la plenitud de su carrera deportiva y muchos de sus rivales le consideran como el piloto a batir.

Se hizo un nombre en la clase reina en 2022. Desde el teórico equipo más modesto de la categoría y con una versión del año anterior de la Ducati, logró ganar cuatro carreras y acabar el campeonato en tercera posición. Su rendimiento en la pista le abrió las puertas del equipo de fábrica de Ducati, lo que a la fuerza le sitúa como candidato al título de MotoGP. Será una de las grandes atracciones de la temporada, especialmente su encaje en su nuevo equipo y cómo será la relación con compañero de equipo, Bagnaia, con el que no parece tener una especial sintonía. Ya el año puso en entredicho las órdenes de equipo de Ducati en más de una ocasión, arrebatando algunos puntos de oro a Bagnaia cuando éste se encontraba en plena remontada. Sabe que su compatriota llevará el número 1 pintado en su moto, pero ya ha dejado claro que no aspira a ser un segundo piloto dentro del box.

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