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Es una historia escrita otras veces, la última en junio pasado en el circuito catalán de Montmeló, donde murió Andreas Pérez con sólo 14 años. Él era el último piloto adolescente cuya vida quedó truncada en el asfalto, pero esa lista aumentó ayer con el accidente en la pista de Jerez de otro niño prodigio del motociclismo, Marcos Garrido Beltrán, de la misma edad que Pérez. Garrido volaba en el campeonato andaluz de la categoría Supersport 300 cuando cayó en la sexta vuelta, siendo arrollado por otro competidor en una tragedia que ha conmocionado al mundo del deporte. Otros dos motociclistas ya habían fallecido en Jerez en 1990 y 1993, respectivamente, pero como dijo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras conocer la noticia, 14 años cumplidos no son momento para morir. De forma paralela, la edad a la que se puede correr una prueba de motos volvía a estar sobre la mesa.
«Veo todas las carreras. A mí me gustaría parecerme a Valentino Rossi porque lo gana todo», había confesado el propio Marcos Garrido, originario y vecino de la ciudad gaditana de Rota. La prueba en la que perdió la vida era una de las escalas previas para correr el campeonato de España, peldaño este último que sirve de escaparate del Mundial GP. ¿Quién no aspira a llegar a ese olimpo sea cual fuere su edad? Sin embargo, todo terminó en el Hospital General de Jerez, donde apenas una hora después de ser ingresado certificaron el fallecimiento del muchacho. Adiós a los sueños de un crío que llevaba el motor en la sangre, según había asegurado su padre años atrás a los medios de comunicación. «Es algo con lo que se nace. A Marcos lo veo muy decidido, es una persona muy humilde y puede llegar adonde quiera», recalcó el progenitor. No podía decir otra cosa, porque su hijo acababa de ganar el Trofeo Andaluz Copa Sur ANPA... con sólo seis años.
A medida que creció, Marcos fue buen estudiante y disfrutó de otra pasión además de las motos. No era otra que el fútbol, deporte que practicó con los cadetes del club Rosario de Rota, cuyos responsables ayer casi no podían articular palabra al conocer el trágico final de quien había sido su compañero de juego. «Nos ha dejado hundidos», aseguró la entidad deportiva en un comunicado. «El circuito de Jerez se ha llevado la vida de nuestro amigo. Nuestro compañero».
La infancia de Marcos se parece mucho a la de otras estrellas de la moto a las que, sin embargo, el destino les ha permitido disfrutar de su don. Él había empezado a pilotar con dos años, cuando su padre lo subió a una minimoto con la que se familiarizó enseguida. Muy pronto destacó en la población de Chiclana, donde empezó a participar en carreras con otros chicos. El círculo lo cerró su primo, propietario de un taller de motos en Rota, que se ocupó de que Marcos pudiera estar en la línea de salida de muchas pruebas. Pero su sonrisa ya no iluminará ninguna 'pole'. «Nuestro deporte se lleva a otro ángel», confesó, desolado, Héctor Faubel, expiloto de moto GP.
¿Deben competir los' ángeles' sobre máquinas de gran potencia? Andreas Pérez, el 'angel' que murió en Montmeló antes que Marcos tenía una trayectoria parecida a la suya. España es un país motero, donde algunos niños aprenden a manejar una moto casi antes que a andar. Y sus mentes giran en torno a la gloria del triunfo, en torno al deseo de ser una estrella de los circuitos, aunque estos periódicamente se cobran su tributo.
«Dura noticia la pérdida de Marcos Garrido», tuiteó el campeonísimo Marc Márquez. «Mucha fuerza a todos los familiares y a todos los amigos en estos momentos tan difíciles. DEP».
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