Un talento inmenso

Aunque no haya lucido novedades en la península de Florida sí ha dado que hablar la aerodinámica del Cavallino a raíz de una entrevista concedida estos días por Adrian Newey al medio digital The Race, especializado en deportes del motor. Pretender siquiera presentar a Newey a estas alturas resulta irrisorio, tratándose del técnico más brillante de cuantos pueblan el Gran Circo y uno de los mayores talentos que haya conocido la Fórmula 1. Por destacar algún detalle sirva la aclaración que el interesado anota en la entrevista, cuando puntualiza que su labor actual dentro de la estructura técnica de Red Bull es la de desarrollar los conceptos que sus discípulos han implementado en el monoplaza de este curso. Es decir, que Newey ya no lleva la voz cantante en el diseño sino que asume el desafío de tratar de mejorar el magnífico producto que sus técnicos han puesto en manos de Max Verstappen. Precisamente del vigente campeón se habla en la entrevista cuando Newey le afea el comportamiento que tuvo la temporada pasada en los grandes premios de Brasil y Arabia, pruebas ambas en las que Verstappen protagonizó una agria polémica por su comportamiento antideportivo con Lewis Hamilton. Pero al chico de oro de Red Bull también se le reconoce su inmensa valía cuando se hace constar su capacidad para transmitir a los técnicos las sensaciones que recibe del monoplaza, un factor imprescindible para el dearrollo del mismo.

Adrian Newey critica abiertamente la falta de compromiso que mostró Renault al inicio de la era híbrida, cuando siendo conscientes de que su unidad de potencia era muy inferior a la de Mercedes optaron por volcarse en el marketing de su presencia en la F-1 en lugar de destinar todos los recursos económicos a mejorar el motor. Dentro del repaso a estos últimos tiempos del paddock admite Newey que en su momento se vio mudándose a Italia y que su incorporación a la Scuderia Ferrari estuvo muy cercana. Probablemente fue un choque de egos lo que impidió que cristalizara, porque sabido es que las negociaciones que mantuvo con Stefano Domenicalli para vestirse de rojo fracasaron por cuestión de detalles.

Mirar atrás para especular con lo que pudiera haber sido la Ferrari de hace diez años de haber contado con Newey no viene ya a cuento, menos aún cuando en Maranello han completado su particular travesía del desierto y por primera vez en muchos años están a la vanguardia de la parrilla. En cualquier caso siempre resulta saludable leer a un hombre del prestigio de Adrian Newey, al que contemplan cuarenta y dos años en el Gran Circo, responsable de los monoplazas que hicieron campeones a Williams, McLaren y Red Bull. Un talento inmenso.