El que manda en la F1
La pole ·
Stefano Domenicalli debe convencer al Gran Circo que las carreras con lluvia forman parte de este deportejuan carlos otaduy
Martes, 31 de agosto 2021, 00:26
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La pole ·
Stefano Domenicalli debe convencer al Gran Circo que las carreras con lluvia forman parte de este deportejuan carlos otaduy
Martes, 31 de agosto 2021, 00:26
Quienes le trataron guardan buen recuerdo de sus tiempos como máximo responsable de la Scuderia Ferrari. Ya fuesen patrocinadores, proveedores, pilotos o compañeros de armas será difícil encontrar una mala palabra para referirse a Stefano Domenicalli, quizá porque el italiano siempre ha gestionado sus responsabilidades ... con guante de seda. Ya fuese para promocionar a los que hicieron méritos como para despedir de manera fulminante a quienes también lo merecieron, que varios hubo.
Este italiano de cincuenta y tantos años es el hombre al frente de la Fórmula 1 desde enero pasado, un cargo en el que le precedió Chase Carey pero que aún acusa la alargada sombra de Bernie Ecclestone. Con Bernie se las tuvo Domenicalli de todos los colores durante su etapa ferrarista, a la que llegó recién graduado como administrador de empresas en la Universidad de Bolonia. La pasión por el motor no le llevó a fantasear con sentarse al volante de un monoplaza o diseñarlo, sino que lo suyo ha sido siempre la gestión.
Habiendo nacido en Imola raro sería que la gasolina le resultara ajena, y siendo un chaval se sentaba en la tribuna de la Tosa para asistir a las carreras. Más tarde aprovechó el tiempo que le dejaban los estudios para sacarse la licencia de comisario y director de carrera, y se sintió en el cielo cuando Ferrari le ofreció un contrato de trabajo recién llegado el 'Kaiser' Michael Schumacher a Maranello. Vivió la época más gloriosa de Ferrari y fue asumiendo responsabilidades hasta convertirse en el hombre de confianza de Jean Todt. A su marcha le sucedería, ganando un título de pilotos y constructores con Raikkonen en 2007.
Los días de vino y rosas no se repetirían, no hubo suerte con Alonso como jefe de filas y menos aún cuando los motores híbridos se abrieron paso. El italiano dejó las riendas del Cavallino a principios de 2014 y comenzó una nueva etapa que, tras otorgarle cargos de responsabilidad en el Grupo Volkswagen, le ha situado finalmente en la cúspide del Gran Circo. No es sencilla la tarea que ha asumido Domenicalli. Disminuidos los ingresos como consecuencia de la pandemia, la F-1 afronta la necesidad de abrirse a nuevos mercados sin abandonar sus feudos tradicionales de la vieja Europa, allí donde se inventó este espectáculo. Aumentar su popularidad se asume como objetivo prioritario y para ello se ha implementado un cambio radical en el diseño de los monoplazas que verá la luz la próxima temporada, así como una nueva reglamentación de motores cara al año 2025.
En cuanto a nuevos horizontes que reciban al Gran Circo se pospone Vietnam indefinidamente pero parecen garantizadas las citas de Arabia Saudí y Miami en el futuro inmediato. Por supuesto sin perder de vista que clásicos como Japón o Australia deben seguir siendo parte del calendario y citas como las de Singapur, Austin y México no deberían desaparecer de la lista de 23 grandes premios que Domenicalli pretende hacer fijos. Todo ello aderezado con disputas como la que enfrenta a Verstappen y Hamilton, un clásico moderno que en SPA se ha visto condicionado por la meteorología y el exceso de celo de la dirección de carrera. Ahí tiene Domenicalli otro frente en el que trabajar: convencer a su gente de que las carreras con asfalto empapado son intrínsecas a este espectáculo. Para algo se fabrican los neumáticos de lluvia extrema.
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