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Titulábamos el lunes en estas páginas que Fernando Alonso había firmado una carrera soberbia en Holanda. Segundo puesto derrochando talento y rescatando tópicos como aquel de que los viejos rockeros nunca mueren; o el que afirma que el que tuvo retuvo aunque en su caso ... jamás haya dejado de demostrarlo. Hablando de viejos rockeros, ¿qué me dicen de Lewis Hamilton? ¿Y la rivalidad que mantiene a ambos en un pañuelo en la clasificación del Mundial?
Dieciséis años después de ponerles frente a frente, la Fórmula 1 vuelve a batir en duelo a los gallos que pusieron patas arriba el corral de McLaren en 2007, cuando ambos merecieron el título y ninguno lo ganó. Hoy en día uno de ellos acumula siete entorchados y el otro no ha mejorado su palmarés por circunstancias que no vienen a cuento y en cualquier caso harían correr ríos de tinta. Lo cierto es que en esta campaña tan decantada por Red Bull viene de perlas que el destino nos brinde un duelo al sol por el tercer puesto del campeonato, más aún cuando uno de los contendientes corre con el motor caliente del que monta el coche del otro ¿Cabe pedir más?
Mercedes tampoco ha dado en la tecla este 2023 al haber insistido en un diseño que dificultaba enormemente el desarrollo del coche. Visto el fiasco del monoplaza sin pontones, el concepto ya ha quedado en el baúl de los malos recuerdos pero el chasis de los de la estrella sigue dando tan sólo para aspirar al pódium, lejos de donde solían. Por el camino ha emergido un rival inesperado que construyendo un bólido enormemente efectivo se ha convertido en el animador del campeonato y lleva todo el año enseñándoles el alerón trasero. Este coche no basa su eficacia en inventos revolucionarios, sino en soluciones probadas y monta el motor que los de la estrella venden a varias escuderías de la parrilla sin imaginarse siquiera que alguna de ellas pudiera hacerles sombra. Sea como fuere, el auto verde de los ingleses acumula pódiums y tiene a su jefe de filas tercero en la clasificación, muestra inequívoca tanto del acierto que hace ahora un año supuso para Aston Martin reclutarle a golpe de talonario como del talento que el de Oviedo sigue derrochando en la última etapa de su carrera deportiva.
En las citas que le restan al Mundial vamos a ver cómo dos de los tres mejores de la parrilla vuelven a batirse en duelo por un objetivo común y con armas parecidas. Si fuese por capacidad financiera y técnica de su equipo, Hamilton debiera terminar el año por delante de Alonso, aunque por ambición y por identificación con los objetivos de su escuadra este último va a vender muy cara una hipotética derrota. Tras la carrera del domingo y de cara a 2024, Alonso se fijaba como objetivo sentar las bases de un Aston Martin muy mejorado aprovechando las citas que le restan al Mundial, aunque, conociéndole, huelga decir que ganar una carrera este año vuelve a ser un objetivo viable y sobre todo mantener a raya a Hamilton en la clasificación es un fin en sí mismo. Tanto como para el propio Lewis lo es dar caza a su eterno rival y demostrar que ahora que ambos disponen de armas de eficacia parecida (aunque muy distinto presupuesto) el talento va a decantar el duelo.
Como, por otra parte, siempre debiera haber sido en los dieciséis últimos años.
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