Cara y cruz

Rodarán cabezas en Maranello, más aún cuando los errores de gestión y estrategia han lastrado el proyecto hasta hacerlo fracasar. No puede ser de otra forma, ya en Monza los tiffosi hicieron patente su descontento y a posteriori la cúpula de Fiat ha ido mostrando su apoyo en público a Binotto, una muestra evidente de la debilidad de su situación. Si acaba cayendo sentenciará el proyecto más italiano que Maranello ha puesto en pista en décadas, y también el más cercano al espectador en muchos años.

Mattia Binotto llegó para suceder a Maurizio Arribabene, un sabueso de Philip Morris ascendido a comandante en jefe de la Scuderia que a su manera implantó la ley marcial en Maranello para acabar dejando las vitrinas tan huérfanas de títulos como estaban. Binotto fue un soplo de aire fresco, en primer lugar en sus formas para con la prensa y sus propios subalternos. Bajo su batuta se han subido al Ferrari Vettel, Sainz, Raikkonen y Leclerc, pero para su desdicha ninguno ha aportado un entorchado al Cavallino. El asunto resulta muy preocupante porque este año el suyo ha sido un monoplaza competitivo que debutó en el campeonato convertido en el rival a batir. Pero su desarrollo ha sido nefasto y ha ido perdiendo terreno respecto al Red Bull según avanzaba el campeonato. En esta Fórmula 1 donde cada escudería mira con lupa lo que gasta el rival han existido voces que han puesto en solfa la gestión económica de los energéticos, sorprendidos porque los de Milton Keynes hayan sido capaces de ir mejorando su coche sin haber alcanzado el límite presupuestario.

Cierto es que Red Bull ha creado un entramado societario en el que cada brazo se responsabiliza de construir una parte del coche y con ello elude un control estricto del gasto, pero no hay escudería en el Gran Circo que sea advenediza en estas cuestiones. El año se ha desarrollado de cara para los energéticos mientras otros pugnan por salir del fondo de la parrilla. Aston Martin espera tiempos mejores que dicen llegarán a medio plazo, como Haas confía en una importante inyección económica. McLaren trata de reencontrarse en el nuevo reglamento y Alpine sigue en su laberinto. Para Mercedes la moneda salió cruz, pero no tardarán en volver por donde solían.