Red Bull está de luto

Desde el Gran Premio de Japón el logo de HRC -la citada división de competición- se deja ver de nuevo en el morro de los coches energéticos, pero ya se ha anunciado que el anagrama tradicional de la marca ocupará un lugar prominente en el capó de los monoplazas entre la próxima temporada y el final del año 2025. Lo que ocurra a partir de entonces está por ver teniendo en cuenta los vaivenes recientes, pero en principio los japoneses deberían permanecer a largo plazo en la Fórmula 1 si la unidad de potencia que desarrollen bajo los parámetros de la futura reglamentación resulta tan prometedora como exitosa está siendo la actual. Huelga decir que el soporte tecnológico de Honda ha sido un pilar fundamental para coronar a Red Bull, además del talento de Max Verstappen. Pero conviene tener en cuenta que durante el verano del año pasado Adrian Newey sufrió un grave accidente de bicicleta que le mantuvo apartado de sus funciones varios meses, en plena gestación del coche que ha logrado el título. Fueron sus colaboradores quienes se vieron obligados a avanzar en solitario las líneas maestras que debían trasladar al asfalto el espíritu de la nueva reglamentación y sin lugar a dudas han demostrado estar a la altura del proyecto.

Un proyecto que vio la luz en 2005 cuando Dietrich Mateschitz -cabeza visible del emporio Red Bull-compró la extinta escudería Jaguar. La llegada de Red Bull resultó fundamental para el mundo del motor porque coincidió con la retirada de las grandes tabaqueras que durante décadas habían sostenido el espectáculo con sus patrocinios. Mateschitz cubrió parte de aquel enorme hueco y con su capacidad emprendedora se rodeó de los mejores profesionales para armar una escudería que cinco años después lo ganó todo. El empresario austríaco falleció el sábado pero deja en buenas manos tanto su emporio empresarial como la propia escudería, que le guarda el duelo coronada campeona en lo que pudiera ser otro lustro de férreo dominio.

Fútbol, motociclismo, automovilismo, deportes extremos… cualquier actividad o desafío es susceptible de resultar útil para promocionar a la marca de las bebidas energéticas. La inversión publicitaria es ingente como lo son los retornos que proporciona, una visión del deporte profesional que Mateschitz supo interpretar hasta convertirse en un pilar fundamental para la Fórmula 1 del siglo XXI.