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Arantza Moreno vuelve a un Europeo cuatro años después. De Berlín'18 a Múnich'22. De nuevo en Alemania, de nuevo en un estadio olímpico. La lanzadora ermuarra regresa hoy a una calificación de jabalina (a partir de las 9 de la mañana) dispuesta a ... pelear por la final y a demostrar que a sus 27 años sigue dando pasos para incrustarse entre las mejores especialistas del continente y que esos 60 metros que se le han resistido cada vez están más cerca.
Para alcanzar su segundo Europeo, Arantza Moreno ha tenido que pelear de nuevo con las marcas para sumar puntos y clasificarse por el ranking establecido por la World Athletics. Un proceso exigente que ha finalizado con una presencia en Múnich que la lanzadora, desde tierras alemanas, considera «un premio a todo mi trabajo, a todo el esfuerzo que he realizado y al deseo de estar en el Europeo», afirma a El Correo.
Porque la de Ermua no ha batallado solo contra las marcas en este camino a Alemania. La vida le dio un duro golpe el pasado mes de abril con el fallecimiento de su padre, en plena preparación para la temporada al aire libre, y Moreno ha tenido que luchar contra las emociones y su cabeza para hacer frente a los entrenamientos y a las competiciones. «Fue un proceso muy duro. Nos enteramos de la enfermedad de aita en octubre del pasado año y falleció en abril. Y aunque te da tiempo a prepararte para lo peor, después ha sido muy complicado darle la vuelta, hacerle frente», admite Moreno. «Somos una familia muy unida y nos descolocó», continúa. «Y aunque sabíamos que debíamos seguir adelante, en mi caso se notó en las competiciones, donde fui muy irregular. Date cuenta que, en jabalina, la cabeza, la concentración, tiene un papel muy importante y debes estar centrada al cien por cien para que todo salga bien. Y eso costó mucho».
El hecho de estar ya trabajando anteriormente con un psicólogo deportivo fue una ayuda para centrar y enfocar una temporada donde el Europeo seguía estando en el horizonte, pero resultó muy difícil empezar a avanzar hacia Alemania. «El título nacional en Nerja fue muy importante, pero donde me vi capaz de ir a Múnich fue en el mitin de Barcelona. Esos 58,63 metros, que me dieron muchos puntos, fueron decisivos para avanzar», admite Moreno.
La lanzadora vizcaína se apoyó en esos meses complicados en su entrenadora, Idoia Mariezkurrena, y su grupo de entrenamiento de Pamplona, adonde la vizcaína se desplazó desde Fadura hace unos años para residir y entrenar. «Estoy muy satisfecha con la decisión que tomé. Mi grupo reúne todas las condiciones necesarias para estar a gusto y seguir progresando», asegura Moreno, quien tras salir adelante de una situación muy complicada ha vuelto a poner el foco en esos 60 metros que se le resisten (tiene 59,69). «Estoy segura de que los tengo, y que tarde o temprano van a salir. No sé si en el Europeo, pero yo trabajo con esa esperanza. Tengo 27 años y estoy convencida de que me quedan años muy bonitos por delante y retos como los Juegos de París», que le servirían para quitar la decepción por su ausencia en Tokio, donde no logró la clasificación.
Pero primero está Múnich. Hoy. La calificación. «Voy a por todas. Es un premio, pero no me conformo con eso. Quiero pelear por la final. Además va a estar mi familia y va a ser muy emotivo, aunque me tocará gestionar las emociones para centrarme en mis lanzamientos y sacar lo mejor de mí».
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