El día que Yago Lamela voló
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Se cumplen 20 años de la histórica final del Mundial de Maebashi donde el asturiano saltó 8,56 y cuestionó el poder de Iván PedrosoSecciones
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Se cumplen 20 años de la histórica final del Mundial de Maebashi donde el asturiano saltó 8,56 y cuestionó el poder de Iván PedrosoFue una competición inolvidable. De hecho, el nombre de Maebashi siempre quedará ligado en el atletismo al histórico duelo en el pasillo de longitud entre Iván Pedroso y Yago Lamela. Dos enormes competidores frente a frente, en pos de un título mundial, y ... rompiendo marcas ante el asombro del resto de participantes y de los aficionados que llenaban el recinto nipón. Hoy se cumplen 20 años de aquella gran final en la que el malogrado saltador asturiano voló hasta los 8,56 metros que no le valieron para ganar, puesto que Pedroso rompió su sueño en el último salto de 8,62. «Después del oro en Sidney, aquella final de Maebashi fue la más emocionante de mi carrera», suele recordar el saltador cubano.
Sobre el papel, la final de longitud era una de las destacadas del programa por la presencia de Iván Pedroso, pero quizá no la más importante a priori. En Maebashi, tanto Haile Gebresilassie como Gabriela Szabo intentaron con éxito el doblete 1.500-3.000, Maurice Greene y Frank Fredericks cumplieron en las citas de velocidad, Javier Sotomayor ganó en altura y Ludmila Formanova y Maria Mutola mantuvieron un duelo enorme en la final de los 800 metros. Pero en la última jornada, dos saltadores acapararon la atención del Mundial.
Yago Lamela, a sus 22 años, llegaba bien a aquella cita, pero tampoco se podía considerar que era un candidato al título. De hecho, en la lista de marcas de la temporada invernal, el pupilo de Juanjo Azpeitia tenía la sexta marca de los participantes con 8,22, el récord de España bajo techo. El mejor era Ivan Pedroso, que había saltado 8,37 y cuya mejor marca indoor era de 8.60.
Pero en el pasillo de saltos de Maebashi, Lamela se destapó por completo hasta convertirse en una estrella de nivel mundial. Cristina Petite, que fue sexta en la final de 3.000 metros, recuerda aquella experiencia en Japón. «Yago era una persona introvertida, y recuerdo que los días previos ni le vimos. Éramos una selección pequeña –16 atletas– e hicimos muy buen grupo, y recuerdo que a Yago le llamábamos la marmota porque se pasó durmiendo los días previos. De hecho, la víspera que fue a la pista a verla y a talonar, pero nada más. Estaba totalmente concentrado en su competición».
Petite corrió una hora antes de que arrancara la final de longitud. «Me di prisa en cambiarme e ir a la grada junto a los compañeros para animarle», y vivir una serie de saltos inolvidables. En el primer intento, la final pareció sentenciada. Iván Pedroso se fue hasta 8,46, 24 centímetros más que la mejor marca del asturiano, que en su primer salto marcó 8.10. «Pero cuando volvió y hablamos, me dijo que ese salto le dio mucha moral, porque tuvo la sensación de ir a medio gas y saltar muy lejos», cuenta Montxu Miranda, uno de los grandes amigos del recordado atleta.
En los siguientes saltos, el cubano hizo dos nulos y dos saltos muy cortos, mientras Lamela hizo un nulo y en el tercero batió su récord de España, con 8,29. El cuarto fue todavía mejor, nueva plusmarca personal con 8,42, a solo cuatro centímetros de Pedroso. En el quinto salto se quedó en 8,26, pero en el último intento, Lamela fue a por todas y voló como nunca. Un salto histórico de 8,56 que rompió la final y le colocaba al asturiano primero. Solo quedaba un salto, el de Pedroso. «Era el momento del Mundial. El resto de las pruebas habían terminado, y solo quedaban ellos. Veías la cara de admiración del resto de competidores ante dos saltadores que se estaban jugando el oro. Yago, pese a haber saltado 8,56, estaba totalmente metido en la competición a la espera de que saltara Pedroso», rememora Petite. El cubano saltó... Y voló. 8,62. El oro era suyo, pero había tenido que sacar lo mejor de sí, hacer el mejor salto de su vida bajo techo. «Le obligó al máximo, lo que pasa que Pedroso era un animal competitivo», admite Miranda.
«Recuerdo que le hizo mucha ilusión que le regaláramos arena del foso, y además le firmamos no se si una camiseta o una bandera todos los compañeros de la selección. Y al llegar a Madrid fue cuando le recordaron que se había convertido en una estrella».Eso le costó más gestionar y le pasó factura en las siguientes temporadas. El 8 de mayo de 2014, Yago falleció en Avilés a causa de un infarto. Pero para todos los aficionados al atletismo quedará en la mente aquel duelo de Maebashi entre dos enormes competidores.
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