Ironman de Vitoria 2023
Vitoria se vuelca con su Ironman: «Es una prueba que esperamos todos los años»Secciones
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Ironman de Vitoria 2023
Vitoria se vuelca con su Ironman: «Es una prueba que esperamos todos los años»Quedan algo más de dos semanas para las fiestas de la Blanca, pero Vitoria tuvo este domingo su particular aperitivo de ocio y disfrute callejero. La ciudad y toda Álava vivieron el Ironman como lo que es: una fiesta de primer nivel. Escribieron con buena ... letra otro bonito capítulo de su prolífica relación con el deporte en un escenario de campanillas. Ante un desafío logístico de la magnitud del Ironman, la ciudad y la provincia optaron por poner su mejor cara y responder con nota en una jornada festiva aderezada por una amplísima presencia de atletas y visitantes internacionales. Una de las pruebas reina del calendario alavés volvió a dejar un poso positivo.
Para ello hace falta la mejor versión de los deportistas, pero también de todo lo que queda detrás. Colaboradores y, por supuesto, aficionados. Un circuito así, con toda la carrera a pie por todo el centro de la ciudad, invita a sumarse. Algunos se posicionaron con tiempo en busca de la mejor visión. Y también de fotografías de recuerdo. La zona de la meta, engalanada de rojo y toda clase de ornamentos decorativos, fue el centro de muchas miradas. «Es una prueba que esperamos todos los años», reconoce Javi García junto a su hijo Mikel en plena Plaza de España. Fue el epicentro y dejó estampas curiosas. Así, en pocos metros cuadrados, coincidían espectadores con otra gente aprovechando para simplemente tomar el aperitivo. E incluso hubo espacio para un grupo de turistas que atendía a las explicaciones sobre la arquitectura de la Plaza completamente ajenos al tsunami.
Otros muchos hicieron su particular duatlón. A ratos, visita a diversos emplazamientos turísticos; en otros, a pensar en deporte. Como participantes, pero también devotos a la no menos encomiable tarea de acompañamiento incondicional. Ahí estaba el francés Rémy. Él, venido desde la cercana Baiona, tenía todo un grupo que seguir: sus compañeros de club, que se animaron a participar en un triatlón… ¡por primera vez! «Era la oportunidad, porque Vitoria está cerca y es un buen circuito», explica. No fueron en absoluto los únicos debutantes. Incluso, aunque eso implicase un viaje transoceánico. La familia de Luisana Pérez llegó a Vitoria desde Miami. Uniformadas para la ocasión. Un día grande merece las mejores galas. Madre, hermana, sobrinos… con la misma consigna personalizada en el pecho. «Mi hija/hermana/tía es Ironman». Como para no llevar ese orgullo en mayúsculas por todo el planeta.
Este domingo se oyeron muchos idiomas por las calles. Así lo atestiguaron desde la oficina de turismo, instalada de forma excepcional en plena calle. De un lado para otro, repartiendo mapas y toda clase de consejos. Los más interesados, aseguran, eran neerlandeses y belgas. Los locales, que pese a todo eran mayoría, no tuvieron que echar un ojo a los mapas para localizar los mejores puestos para ver la carrera. Una vez solventada la duda de cuándo pasarían los deportistas, se lanzaron al placer de disfrutar bajo el sol de una de sus pruebas fetiche.
En el Ironman, los protagonistas son los atletas. Pero, tras ellos y en un segundo plano, emergen decenas de personas que, con diversos cometidos, velan por que todo salga a la perfección. Hay cerca de 200 voluntarios, pero más de 1.000 se encargan de diversas facetas. Así, son los responsables de cortar las calles y permitir el paso alternativo de peatones. También reparten avituallamientos entre los atletas o, incluso, hacen de guía para los primeros competidores.
Otros se afanan en completar la experiencia con un amplio mercado de productos relacionados con los tres deportes que aúna el triatlón. Una gran carpa en la Virgen Blanca ha servido de epicentro, pero también otros puntos céntricos han acogido puestos. Algunos comerciantes llegan por primera vez y aseguran que repetirán. Es el caso del portugués José Santos, uno de los responsables de la tienda e ropa EM3. «No conocía Vitoria. Pero es muy agradable y la gente muy amable. Nos sentimos como si estuviésemos en casa. Es nuestra primera vez fuera de Portugal», recalca. Tiene claro que repetirá. «Estamos desde el jueves y no pensábamos que fuese a ser así. Seguro que volvemos». También Ekaitz, de Enervit, hace balance positivo de un ambiente que «se vive mucho», aunque en su caso las ventas no hayan seguido ese camino.
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