No lo pudo hacer en el Mundial de 2012. Fue la última vez que Vitoria vio competir a uno de sus deportistas más internacionales. El triatleta de las 12 presencias en Hawai, siempre ha tenido como objetivo principal Kona. En aquel mundial, Chris ... McCormack le pasó por encima en la carrera a pie. Con 42 años demuestra que el talento no se desgasta, a lo sumo, se toma una pausa, como la obligada en 2018 tras no estar en Hawai. Cuando todo apuntaba al declive del alavés, nos sorprendía a todos con su victoria en Arizona el pasado mes de noviembre.
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De la misma manera, haciéndose grande en la carrera, la especialidad que domina. No hubo problemas estomacales, el mal por fin llegó a su fin. Con el decimotercer pasaporte o slot para el campeonato del mundo, Vitoria se convirtió en su máximo reto. Delante de los suyos, con el calor de su gente y el respeto de todos, porque Llanos es un triatleta eterno, lleno de experiencia, de control. Y así, esta vez el final fue el más feliz tras 7 horas, 55 minutos y 16 segundos de esfuerzo.
Tras concluir cuarto en el sector de natación, a menos de dos minutos del australiano Josh Amberger, se preparó para su recital sobre la bicicleta, a una media de 43 kilómetros la hora. Prefirió dosificar para ponerse en cabeza en el kilómetro 71, donde la velocidad llegó a unos escalofriantes 45 kilómetros a la hora. Llanos llegaba el primero a la T2, situada en la calle Olaguibel, entre el júbilo de sus paisanos. El francés Antony Costes lo hacía 16 segundos después, mientras que australiano perdía casi dos minutos. El maratón a una media de 3:58 es sólo para los de otra pasta, estos deportistas de hierro que no sienten el dolor del cansancio acumulado. Los 25 grados de la capital alavesa fueron un bálsamo.
1º Eneko Llanos 7:55:16
2º Josh Amberger 8:06:55
3º Peru Alfaro 8:08:02
Y Llanos flotó sobre el asfalto vitoriano para dejarse llevar en volandas, completando el maratón en 2:46:51, empujado en cada uno de los cuatro pasos por la meta de la plaza de España, contenido ante la apoteosis final que le esperaba. Sobre esa alfombra roja, y bajo los acordes del aria Nessum Dorma de la ópera Turandot, Llanos saboreaba esa gloria que es tan efímera y tan selecta. Profeta en su tierra y con un público entregado, lo celebró, con esa alegría tan natural, en los brazos de su hijo Jon.
El día perfecto, para bajar de las ocho horas y ampliar su leyenda entre los elegidos que han logrados bajar de esa barrera. Llanos lo logró en Arizona en 2011 y repitió la hazaña en Frankfurt en 2013. Ahora puede alardear de haber regalado a su ciudad y a sus fans, otro triatlón, el primero de la franquicia Ironman que se ha instalado en la capital alavesa, marcando un nuevo récord que será recordado para la historia. Inalcanzable Llanos, el mérito del australiano Josh Amberger que llegaba a 11 minutos 39 segundos (8:06:55). El podio lo completaba el guipuzcoano Peru Alfaro tras una excelente carrera pie para completar la prueba en 8:08:02.
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