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Ibon Oregi está afincado en Zarautz, donde entrena cada semana con su tabla. La imagen es de la última sesión antes de partir hacia el Mundial de California. David Pareja

«Tras el accidente solo pensaba en no morirme, el surf ha sido mi terapia»

Tres años después de un atropello que le costó la amputación de media pierna, el vizcaíno Ibon Oregi se ha proclamado subcampeón del mundo

Martes, 28 de noviembre 2023, 00:57

Ibon Oregi (Markina, 1977) sintió la muerte el 1 de octubre de 2020. Tras el primer verano del covid volvió a los entrenamientos. Preparaba otro ... Ironman; el triatlón era su pasión. Mientras corría un coche le atropelló en la N-634 que une Zumaia –allí trabajaba, vive en Zarautz– y Getaria, y en segundos «me encontré en al aire». Comprobó que «me faltaba media pierna». Tras la rehabilitación se refugió en su otra afición, el surf, «mi terapia». Tres años después presume de ser doble campeón de España y plata en los últimos mundiales y europeos.

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La rabia le ha acompañado desde entonces. «Es algo que nunca vas a entender. Por qué estaba en ese sitio, en ese momento. Son circunstancias que no he elegido», recuerda el vizcaíno de aquella mañana en la que iba a surfear con un amigo, pero el mar no lo aconsejaba. Así que decidió salir a correr antes de ir al instituto donde trabajaba como profesor de Educación Física. Tras el accidente se sometió a una operación que le amputó su pierna izquierda desde la rodilla para abajo y no ha vuelto a dar clases. «Me jubilaron forzosamente», cuenta, pero mantiene el contacto con centenares de alumnos cada año cuando imparte charlas sobre 'Bizitzaren baloreak, Aparretan bizi (Los valores de la vida, vivir en la espuma)', donde reflexiona e invita a pensar sobre la inclusión en el deporte.

Oregi compartió su experiencia el pasado viernes en el foro 'Tejiendo redes para la inclusión a través de la Actividad Física y el Deporte', organizado por la Fundación GaituzSport, que trabaja con el objetivo de impulsar la práctica deportiva de personas con discapacidad. Se desarrolló en la Torre Iberdrola y contó con la participación de otros deportistas, como el jugador de baloncesto en silla en el club bilbaíno Bidaideak y medallista paralímpico, Asier García, y el campeón del mundo en atletismo para personas con Síndrome de Down, Mikel García, del club basauritarra Ascensores Bertako Javi Conde. También intervinieron representantes del Gobierno vasco, Diputación de Bizkaia y Ayuntamiento de Bilbao; además de Gorabide, asociación cuya finalidad es la atención a las personas con Discapacidad Intelectual, y Kait, la Asociación Vasca de Gestores del Deporte.

En la conferencia sobre deporte e inclusión de GaituzSport Mireya López

«Solo pensaba que todavía no me quería morir», recuerda sobre la operación Oregi, que vio como «donde estaban la tibia y el peroné no había nada». «Me falta media pierna pero he aprendido otras cosas», dice el de Lea-Artibai, que en su primera sesión de rehabilitación se subió a una bicicleta estática quince minutos cuando le permitían solo cinco. «Como no se dieron cuenta... Era mi momento de gloria, el deporte siempre me ha dado la vida, no la entiendo sin él».

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«Nos falta mucho para que nuestra sociedad sea inclusiva, veo que en las escuelas no es tan fácil»

A medida que pasaron los meses y según recuperaba movilidad se compró una pierna, pero la prótesis le genera mucho dolor en la cadera, así que la idea de volver a hacer triatlones la tiene aparcada. «He aprendido a vivir sin correr, no me compensa». Es por ello que se ha comprado una bicicleta eléctrica para seguir disfrutando junto a su cuadrilla. «Hago un poco de trampa al llevar motor, pero de eso se trata la inclusión. De sentirte uno más, seguir ahí».

«Necesitaba estar en el agua»

Las palabras de Oregi son mensajes de vida. Como no podía correr, se centró en lo que era su otro pasatiempo, «mi terapia». El markinarra no abandonó el mar, la sensación de libertad que le da coger una ola. «Necesitaba estar en el agua, con mis amigos en la naturaleza». Su negativa a la rendición le ha convertido en los últimos dos años en doble campeón nacional y subcampeón del mundo y de Europa en la categoría kneel, esto es, de rodillas. En esos torneos «a mi alrededor tenía ciegos, gente en silla de ruedas, con parálisis cerebral... No me podía imaginar la gente que puede estar ahí y cómo lo disfrutan», cuenta con una sonrisa en la cara.

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A pesar de que «mis amigos siempre me han apretado a tope» siente que queda bastante por hacer. «Nos falta mucho para que nuestra sociedad sea inclusiva. Veo que en las escuelas no es tan fácil, hay que trabajar muchísimo», lanza confiado de que su testimonio ayude a cambiar el chip a quien tiene el placer de escucharle.

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