«Sé que hay talento y soy un entrenador que da oportunidades a quien las merece»

Arévalo comenzó a jugar al rugby con 12 años. Se formó y desarrolló su carrera como jugador en el VRAC de Valladolid, a excepción de un periplo de tres años en Suecia. «Allí los clubes me ayudaban financieramente con los estudios y la vivienda. Es donde mejor jugué, aunque allí el nivel de juego es más bajo que aquí», señala. Pero el nuevo preparador del Gaztedi pronto se percató de que lo que en realidad le apasionaba no era competir en el terreno de juego, sino instruir. «Hubo un momento en el que me empezó a gustar entrenar a categorías inferiores. Al principio lo compatibilizaba con mi rol de jugador, pero poco a poco fui dejándolo y acabé más centrado en esta faceta», manifiesta.

Así, el pucelano comenzó a dirigir a equipos de División de Honor en los que, más allá de adaptarse a las idiosincrasias de cada club, implementó una metodología de trabajo enfocada en la parcela física, técnico-táctica y estratégica. «En esta categoría hay que hacer un trabajo meticuloso de preparación de partidos, estudio del rival y de tu propio rendimiento porque la competitividad es enorme», indica. Por ello, su llegada este año a la disciplina vitoriana tiene todos los alicientes para que el Gaztedi dé un salto notable en la categoría. «Si algo creo que me define es la planificación y minuciosidad a la hora de preparar la competición», añade.

Con experiencia como analista en la selección femenina de rugby 7 que compitió en los Juegos Olímpicos de Río en 2016, Arévalo cree que el equipo tiene mucho margen de desarrollo, principalmente en el aspecto físico. «Es una condición indispensable para jugar, pero eso no significa necesariamente que vayamos a aplicar un juego eminentemente así», comenta. Lo que principalmente plantea en este sentido son cambios en la semana de entrenamiento, que proporcionen un plan de trabajo eficaz y exigente con el fin de que estos estímulos estén mejor proporcionados. Sin embargo, esto no es algo que dependa solo de él. «Todo viene supeditado a que haya disponibilidad en los campos de Lakua o de Gamarra para poder utilizar estos segmentos esos días concretos», manifiesta.

Además, el preparador vallisoletano está aún pendiente de conocer a sus jugadores. Un plantel del que destaca su coraje y competitividad durante estos últimos cursos. «Llevan cinco años pegándose con históricos como el Hernani, Getxo y Gernika, que son clubes con solera». No obstante, Arévalo, tan observador como siempre, apunta: «En base a lo que he visto en vídeos creo que hace falta mejorar el juego sin balón. Hay que coreografiar más eso porque al final de los quince jugadores solo uno tiene el balón».

Una manera detallista de preparar los partidos en los que también contará con el apoyo de la cantera, de la que espera una gran aportación. «Hay que incentivar que reten a sus mayores y sea un desafío sano, pero sin regalar nada a nadie», aclara. Una temporada diferente que arrancará el martes y en la que el objetivo es claro. «Lo que queremos es centrarnos en el rendimiento y estar satisfechos de ello».